martes, 16 de julio de 2013

Capítulos 22 y 23.

NARRA SILVIA.
¿Qué hago? ¿Lo llamo? ¿No lo llamo? Lo llamo, venga.
Pi, pi, pi, pi. Este es el contestador del número...
Colgué. Joder, ¿por qué no me lo cogía ahora? ¿estaría enfadado?
Pi, pi, pi, pi, Este es el contestador del número 6..
Colgué.
Le he llamado 5 veces y no me lo coge, no sé que le pasa. Si la que estaba enfadada era yo.
Pues nada, si no me lo coge, ¿que voy a hacer?
Mire en twitter, hacía mucho que no decía nada. En insta igual.
Haber si le ha pasado algo... no creo tío. No te ralles, que no le ha pasado nada. ¿O sí?
Llamo a Álvaro... nada, tampoco lo coge. Joder, que alguien me lo coja ya.
Llamo a Blas. Pi, pi, pi, pi.
CONVERSACIÓN TELEFÓNICA.
Blas: ¿Silvia?
Yo: ¡Dios! Por fin me lo coge alguien. ¿Estás con Carlos?
Blas: Eh...
Yo: Blas, ¿que está mal?
Blas: No, nada..
Yo: Blas, por favor.
Blas: Hemos tenido un accidente, estamos en el hospital.
Oh dios mío. Me quedé en shock. Mi niño. La última vez que había hablado con él fue cuando discutimos. ¿Y si no vuelve a despertarse? Espera, no exageremos todo, no será nada.
Blas: Silvia, ¿está ahí?
Yo: Sí, sí. ¿Pero que? ¿Que ha pasado?
Blas: Estaba conduciendo yo y de repente nos dieron por detrás.
Yo: ¿Pero quiénes ibais?
Blas: Álvaro, Carlos y yo.
Yo: Dios mío, ¿pero estáis todos bien?
Blas: Silvia...
Yo: Quiero la verdad.
Blas: Ven al hospital general, estamos en urgencias.
Yo: Vale, voy ya.
Oh no, esto no podía ser verdad.
Las lágrimas me empezaron a caer. Seguro que está bien, ¿no? El pensamiento de que podía perderle me estaba matando. Cogí un taxi y en 10 minutos estaba allí. Entre a urgencias y  vi a Blas, solo llevaba algún rasguño por los brazos y un corte en la cara. Conforme le vi le abracé.
Blas: Ey, no llores, vamos -me limpio las lágrimas-.
Yo: ¿Dónde está Carlos? ¿Está bien? ¿Estáis bien?
Blas: Siéntate por favor.
No, ¿que me sentara para que?
Negué con la cabeza.
Blas: Silvia, es mejor.
Puf, vale.
Me senté.
Blas: Álvaro ha ido a arreglar todo el papeleo del coche, no le ha pasado nada, solo le duele un poco la espalda, pero Carlos...
¿Pero Carlos qué? Sigue por favor. Mi cara se iba oscureciendo. Mi niño, mi Carlos.
Blas: Pero Carlos, estaba sentado atrás, no llevaba el cinturón y en cuanto nos dieron chocó contra mi sillón y..
Se calló.
Yo: ¿Y? -dije entre sollozos-.
Blas: Y no sé nada más, lo han entrado con una mascarilla, no podía respirar.
¿QUÉ? No. Esto... esto no es real. Esto es una puta pesadilla. Va, despierta.
Blas se sentó a mi lado.
Blas: No nos han dicho nada, llevamos aquí 2 horas.
Yo: ¿Dos horas esperando?
Blas: Sí.
Yo: ¿Cuándo pensabais llamarme?
Blas: No lo sé Silvia... todo ha pasado tan rápido.
Me encogí y empecé a llorar. No puedo soportar esto.
Blas: Seguro que no es nada -me acarició la espalda y me sonrió-.
Quizás tenía razón... o quizás no. Si no hubiera sido nada ya nos habrían avisado y no nos han dicho nada aún... es imposible.
Nos quedamos allí sentados, esperando a que pasara el tiempo y recibir noticias.
Blas andaba de un lado a otro, sin estarse quieto.
Yo: ¿Has llamado a David y Dani?
Negó con la cabeza.
Yo: Tienen que saberlo.
Blas: No quiero preocuparles, aún no sabemos que pasa.
Asentí. Tenía razón. No merece que alarmemos, aún.
Enfermera: ¿Familiares de Carlos Marco?
Nos levantamos Blas y yo.
Blas: Sí, aquí.
Enfermera: Podéis pasar.
Llegó Álvaro.
Me abrazó y me sonrió.
Álvaro: Todo va a estar bien.
Le sonreí falsamente, porque no podía sonreír, no ahora.
Entramos todos y seguimos a la enfermera que nos llevó a una  habitación.
Ahí estaba Carlos, tumbado y despierto.
Entraron ellos dos, yo me quedé en la puerta.
Se abrazaron y empezaron a hablar. No podía escuchar lo que decían.
Me miraron.
Los chicos se iban. ¿Ya? ¿Tan pronto? Supongo que irían a que los revisaran y a avisar a Magí y a los demás.
Álvaro: Todo para ti -me sonrío-.
Blas: No seas muy dura con él, que está débil -me dio un beso en la mejilla-.
Álvaro: Vamos a revisar unas cosas y venimos.
Yo: Vale -les sonreí, un poco más natural-.
Es increíble como podían sonreír, después de todo, sacaban fuerzas de donde no habían y me sonreían.
Se fueron. Ande hacía él y senté en el borde de la cama.
Me quedé mirándole. Tenía una sábana hasta un poco más abajo del cuello. No se le veía nada mal, estaba bien, pero entonces... ¿porqué estaba ingresado?
Yo: ¿Estás bien?
Me di una bofetada mentalmente, ¿no ves que no está bien? Pero no sabía que decir, estaba nerviosa y muy preocupada.
Carlos: Podría estar mejor -me sonrió-.
Yo: Quiero que nos vayamos a mi casa, o a la tuya, pero vámonos de aquí, no puedo estar aquí, no me gustan los hospitales.
Carlos se me quedó mirando, como diciendo que él también quería irse.
Carlos: No puedo por esto.
Y se quitó de encima la sábana. Oh dios mío. Rompí a llorar.


NARRA ANDREA.
Cogí el ascensor. Subí. Salí y no me podía creer lo que estaba viendo.
Estaba todo lleno de pétalos con una nota: Sigue el camino de pétalos. Confía en mi. 
Seguí el camino de pétalos que iba entrando en su apartamento. Llegué a la cocina y ahí estaba. Con una pantalón negro y una camisa por fuera blanca. Muy arreglado y sexy a la vez.
Dani: Hola -murmuro en cuanto me vio llegar-.
Yo: Hola.
Dani: Ven -me dio su mano y yo la agarré-.
Me cogió de la cintura.
Dani: No quiero que volvamos a discutir. Nunca más.
Yo: Yo tampoco.
Me dio un corto beso.
Dani: ¿Comemos?
Yo: Claro.
Me fui a sentar y me apartó la silla y me volvió a arrimar. Muy caballeroso por su parte.
Se sentó él.
Dani: Espero que te guste la lasaña, la he hecho yo -me sonrió-.
¿Dani? ¿Cocinar? ¡Pero si él no sabe hacer nada!
Yo: ¿Con ayuda de?
Dani: De María.
¿María? ¿Quién coño es María y que hace ayudando a Dani? Los celos se estaban empezando a apoderar de mi.
Yo: No sé quién es.
Dani: Mi mejor amiga.
Yo: Vale.
Dani: Ya te la presentaré. Ella me ha ayudado a hacer todo esto de los pétalos y eso.

NARRA DANI.
(Los flashbakcs van en cursiva) (Flashbacks=pensamientos del pasado o cosas que han pasado antes).
María: La cena la tienes ahí, las fresas y la nata en la nevera, ¡que no se te olvide dejar la nota en la entrada!
Yo: No, tranquila.
María es mi mejor amiga, desde que se creó Auryn ella ha estado ahí, a mi lado, apoyándome y en los peores momentos me ha ayudado, es una persona muy importante e imprescindible para mi.
María: Pues me voy, ya me cuentas -dijo mientras cogía su bolso-.
Yo: Vale.
María: No estés nervioso anda -me sonrió-.
Le sonreí.
María: -me dio un beso en la mejilla-. Adiós feo.
Yo: Adió fea -le sonreí y cerré la puerta-.

NARRA ANDREA.
Yo: Bueno, vale. Pero que raro, nunca te he visto fotos con ella ni nada.
Dani: Ya, no le gusta que sepan que es mi amiga, por la de la fama y eso.
Yo: Am.
Me puso lasaña en mi plato y se puso él.
Empezamos a comer.
Dani: Tenemos que hablar sobre lo que ha pasado.
Yo: Ya lo hablamos anoche.
Dani: Pero no a la cara.
Yo: Pues empieza.
Vale, estaba un poco borde, pero joder, no sabía de la existencia de María ¿y me lo suelta así sin más?
Yo tengo mejor amigo. Bueno, ya no. Un día así sin más dejó de hablarme, sigo sin saber porque... pero ahora podría considerar como mejor amigo a David, siempre me está ayudando.
Dani: Siento haberte chillado, no sé que me paso.
Yo: Te dije anoche que eso estaba olvidado.
Dani: ¿Por qué estás tan borde? ¿Te he hecho algo?
Que si me has hecho dice... si me pongo a decir las cosas que me has hecho no paro, pero por ejemplo; uno, intentar meterme mano en mitad de un parque; dos, chillarme; tres, faltarme el respeto; y cuatro, no comentarme nada de su amiga María.
¿Sería guapa? Espero que no intente nada con Dani.
Mi ex mejor amigo me quería. Y casi todos los mejores amigos que conozco es porque uno de los dos se quieren, o los dos y no lo dicen por temor a perder a esa persona tan importante.
Yo: No, no me has hecho nada.
Dani: ¿Entonces? No te entiendo.
Yo: Estoy bien.
Dani: No me mientas. Se te ve en la cara.
Terminé de cenar.
Me levanté.
Yo: ¿Has terminado?
Asintió.
Cogí los dos platos y los llevé al fregadero, los dejé y me quedé apoyada en la encimera.
No te ralles, no te pongas celosa, es solo una amiga, sin más. Te ha dicho que te quiere y que no te quiere perder.. a través de una pantalla, sí, pero al menos te lo ha dicho.
Me quedé allí, apoyada, absorbida por mis pensamientos.
Yo no pensaba que todo esto iba a ser así; así de difícil, con tantos problemas. Yo pensaba que todo iba a estar bien, sin problemas y los dos juntos. De momento me coge de detrás de la cintura y envuelve sus manos en mi cintura.
Dani: ¿Por qué discutimos? No quiero discutir más.
Me giré por lo que quedamos cara a cara.
Yo: Nunca me habías dicho lo de tu amiga María.
Dani: ¿Pero que mas da? Es solo una amiga.
Ja, eso dicen todos y luego te la clavan.
Yo: Si tu lo dices...
Empezó a besarme por el cuello y yo quedé pegada a la encimera, por un parte, y por la otra, estaba completamente pegada a él.
Empezó a sonarle el móvil.
Lo ignoró.
Volvió a sonarle y volvió a ignorarlo.
Yo: Dani, el móvil.
Dani: Ignóralo -dijo mientras volvía a hacer un camino de besos desde mi cuello a mi oreja-.
De momento se aparta. ¿Qué pasa?
Dani: Tengo fresas -me sonrío-.
Yo: Perfecto -le sonreí-.
Fue a la nevera y sacó fresas y nata.
Dani: Vamos para el sofá.
Fuimos para el sofá y dejamos las cosas en la mesa. Nos sentamos y las volvimos a coger.
Dani me dio a mi la nata y él cogió el bol con las fresas.
Me dio una y le puse nata. Le di un bocado. Mm... que buena.
Él se comió la otra mitad. Le puse nata en la comisura de la boca.
Yo: ¡Ups! -reí-.
Se rió.
Dani: Con que quieres jugar... interesante oferta.
Se fue a limpiar.
Yo: ¡No, no! Lo hago yo -le sonreí-.
Sonrío y se quedó quieto.
Me acerqué más a él y le chupé la nata, luego le besé.
Yo: Um... saber mejor en ti.
Dani: Haber si es verdad.
Y me pone nata en la comisura, como yo a él.
Me la chupó y me dio un beso rápido.
Dani: Tenías razón, sabe mejor en ti.
Yo: Yo decía en ti.
Dani: Eso, en ti.
Suspiré y sonreí.
Volvió a sonar el móvil.
No lo cogió. Me sonó el mío. Era David.
CONVERSACIÓN TELEFÓNICA.
Yo: Dime David.
David: Andrea, ¿estás con Dani? -dijo con preocupación-.
Yo: Sí, ¿que pasa?
Dani me miró y encogió los hombros para saber que pasaba. Le hice el gesto de que se esperara.
David: Carlos está ingresado. Él, Blas y Álvaro han tenido un accidente. Me acabo de enterar. Me voy para el hospital, está en la habitación 236, nos vemos allí.
Yo: Va, vale.
Colgué.
Dani: ¿Que pasa?
Yo: Carlos está ingresado. Blas, Álvaro y él han tenido un accidente.
Dani: ¿Qué? Pero, ¿están bien?
Yo: No lo sé, vamos para allá.
Nos levantamos corriendo y fuimos para el hospital.
Fuimos a recepción.
Yo: Perdone, ¿la habitación 236?
Recepcionista: Cogéis el ascensor para la segunda planta y a derecha.
Yo: Gracias.
Me sonrió.
Fuimos como nos habían indicado. Subimos. A la derecha. Habitación 230, 232, 234, ¡236!
Silvia estaba en la puerta, llorando sin parar. Los demás estaban dentro, se oían las voces.
Fui corriendo hacia ella.
Yo: ¡Ey! ¿¡Qué pasa!?
Silvia: Carlos, Carlos... -dijo entre sollozos-.
Dani estaba a mi lado, sin hablar.
Me apretó la mano y le miré.
Dani: Voy a dentro.
Yo: Vale, voy ya.
Volví a hablarme a Silvia.
Yo: Vamos Silvia, ¿que pasa con Carlos? Me estás preocupando.
Silvia: Él... -me miró-. Mejor vamos para adentro y lo ves con tus ojos.
Asentí.
Entramos a dentro y vi a Carlos, estaba hablando con Dani.
Estaba normal.
Yo: ¿Qué pasa? Está bien, ¿no?
Silvia se aceró a él, le levantó la sábana.
Me quedé blanca, dios mío, yo tampoco podía verle así, normal que Silvia estuviera así.
Carlos: Hola Andrea -me sonrío-. ¿Que tal?
¿Como podía sonreír así?
Yo: ¿Que, que te ha pasado?
Me miró y...


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