sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo 18: "Cenas".

NARRA ANDREA.
Me abrió la puerta de su casa y wow, estaba súper bien. Se notaba que era un piso de chico.
Dani: ¿Te gusta?
Yo: Sí -le sonreí-.
Dani: Ven, te la enseño entera.
Y me la enseñó, era bastante amplio y eso.
Dani: Y por último y mejor -me sonrió-. Mi habitación.
Entramos y estaba pintada de un azul cielo. Habían dos armarios, el aseo por otra puerta, una cómoda, una mesita de noche y una cama de matrimonio.
Yo: Te gusta dormir ancho eh.
Dani: ¿Por la cama?
Asentí.
Dani: Si bueno, tampoco estoy mucho aquí, ya sabes.
Yo: Lo sé.
Dani: Bueno, deja por ahí la mochila y nos duchamos.
¿NOS? ¿Juntos? Madre mía, la que se avecina.
Le sonreí y dejé la mochila encima de su cama. Saqué la ropa que iba a dejar allí.
Yo: ¿Donde la dejo?
Dani: La ropa interior primer cajón de la cómoda, ropa normal, las camisetas en el segundo cajón y pantalones o colgados en el armario o tercer cajón -me sonrió-.
Yo: Vale -le devolví la sonrisa-.
Guardé todo donde me dijo.
Nuestra ropa junta. Sonreí yo sola. Estoy muy pillada por él, daría cualquier cosa por él.
Dejé lo que me iba a poner encima de la cama.
Me giré y no vi a Dani. ¿Donde se había metido ahora?
Yo: ¿Dani? -grité.
Dani: ¡Estoy en el aseo, pasa!
Entre al aseo y estaba en calzoncillos.
Dani: ¿Tú primero o yo?
Yo: Tú -le sonreí-.
Dani: Vale.
Y se quitó los calzoncillos. ¿Estaba desnudo delante mía? Oh dios mío. Andrea, vista al frente, que no se desvíe. Iba mirando para abajo... ¡no Andrea! ¡Mírale a la cara!
Le miré y estaba sonriendo. Se había dado cuenta de mi reacción.
Se metió dentro de la ducha y empezó a cantar mientras yo me quité la ropa y ahora estaba en ropa interior.
Me miré en el espejo, sonreí. Estaba con el chico ideal. Me volví a mirar y me sonreí como una tonta. Por fin era feliz, pero me noto diferente... estoy más delgada, tengo más brillo en la cara, estoy muy diferente. ¿La felicidad me está haciendo este cambio?
Dani me abrazó por detrás.
Me giré y estaba con una toalla enrollada en la cintura. Las gotas de agua bajaban por sus abdominales.
Yo: Que rápido.
Dani: ¿Estás bien?
Yo: Sí, ¿por qué no iba a estarlo?
Dani: No sé, todo esta bien entre nosotros, ¿no?
Yo: Sí -le sonreí-.
Dani: Gracias por querer estar conmigo, de verdad.
Le abracé.
Yo: Las gracias te las doy yo, por sacarme una sonrisa en los peores momentos.
Sonrió.
Yo: Bueno, me meto a la ducha -dije tímida-.
Dani: Vale -me dio un beso en la mejilla-.
Me metí a la ducha y me quité allí la ropa interior.
Me daba vergüenza, no sé por qué. Él se la ha quitado allí, pero no sé, me da vergüenza. Nunca me ha gustado que vieran mi cuerpo, no por nada, si no porque no me gusta.
Me duché rápida. Pero ahora tenía un problema.
Yo: Dani.
Dani: Dime -me dijo desde fuera-.
Yo: ¿Me das una toalla?
Oí que Dani se rió.
Dani: Si, espera.
Me trajo enseguida.
Me la enrollé y salí fuera.
Suspiré.
Dani estaba solo con los calzoncillos.
Dani: ¿Todo bien?
Yo: Sí.
Dani: Andrea... sé que algo te está molestando, dime.
Yo: No es nada.
Dani: Dime -insistía-.
Yo: No es nada, de verdad -le sonreí-.
Dani: Bueno, vale, pero si algo está mal, quiero que lo hables conmigo.
Yo: Lo haré, no te preocupes.
Me sequé, me puse la ropa interior y salí a por la ropa afuera.
Me vestí, iba así:














Dani llevaba una camisa blanca con un pantalón color caqui. Y la americana por si hacía frío.
El pelo me lo planché y me ricé dos mechones de delante.
Dani: ¿Vamos?
Yo: Sí, vamos -le sonreí-.
Salimos afuera.
Dani: Por cierto, vas preciosa -me besó en la mejilla-.
Yo: Gracias, tú no te quedas corto -le sonreí-.
Me sonó el móvil.
Era Silvia. Dios, mi hermana, me había olvidado de ella completamente.
Conversación telefónica:
Yo: Dime Silvia.
Silvia: ¿Donde estás?
Yo: Pues Dani y yo nos vamos a cenar por el centro, ¿y vosotros? ¿Por donde paráis?
Silvia: Nos vamos a quedar en casa a cenar.
Yo: Vale, yo creo que duermo en casa de Dani.
Silvia: Andrea..
Ese tono.. ese tono no.
Yo: ¿Qué? -reí-.
Silvia: A ver lo que hacéis...
Yo: ¡A saber lo que has hecho tu con Carlos!
Silvia: Aún nada.
Yo: ¿Y eso?
Silvia: No ha surgido aún -dijo decepcionada, lo pude notar en su voz-.
Yo: Tú tranquila, os llegará el momento.
Silvia: Bueno, tanto hablar de mí, tu y Dani ya... ya sabes.
Yo: ¡Silvia!
Silvia: ¿Qué? -rió-.
Yo: No, aún no.
Silvia: En twitter se comenta que sí.
Yo: Twitter dice muchas cosas, ya lo sabes.
Silvia: Lo sé...
Reí.
Silvia: Bueno, te dejo, que nos vamos a hacer la cena y está Carlos solo en la cocina, no me fío que incendie la casa -rió-.
Yo: Vale -reí-. Ya hablamos.
Silvia: ¡Toma precauciones!
Y colgó.
Reí.
Dani: ¿Que quería?
Yo: Que tomáramos precauciones -reí-.
Dani: -río-. Lo haremos.
Yo: Bueno, ¿y donde me vas a llevar?
Dani: Vamos a un sitio especial, para los dos.
Yo: ¿En serio?
Dani: Sí, me trae muy buenos recuerdos -sonrió-.
Ahora íbamos de la mano, por pleno Madrid, sin preocupaciones.
Nos paramos.
Dani: Aquí es.
Me giré y no podía ser. ¿Este sitio? Dios.

NARRA SILVIA.
Llegamos y nos secamos. Estábamos súper mojados.
Yo me puse el pantalón de pijama y una camiseta de tirantes negra. A Carlos le dejé un par de prendas de mi padre que tenía en esta casa.
Carlos: ¿Cenamos aquí?
Yo: Claro -sonreí-.
Carlos: ¿Que hacemos?
Yo: Lo que quieras.
Carlos: ¿Pasta y de postre gofres?
Yo: Tu y tú chocolate -sonreí-.
Carlos: Me conoces muy bien.
Yo: No te creas..
Carlos: ¿A qué te refieres?
Yo: Bueno, ya sabes, nos conocemos, pero no lo suficiente.
Carlos: Después de cenar vamos a conocernos mejor.
¿QUÉ? ¿Esto tenía dos sentidos, no? O es mi mente pervertida y necesitada... no sé yo.
Yo: Lo estoy deseando -sonreí-.
Llamé a Andrea ya que no estaba en casa y se había ido a cenar con Dani por ahí.
Volví a la cocina para ayudar a preparar la pasta a Carlos pero ya estaba lista en el plato y puesta la mesa.
Carlos: Siéntate -me ofreció la silla-.
Me senté y se sentó él enfrente.
Comí un poco.
Carlos: ¿Que tal?
Yo: Muy buena.
Carlos: Gracias -sonrió-.
Terminamos de cenar y recogimos todo e hicimos los gofres.
Nos sentamos en el sofá y empezamos a comer pero...

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