martes, 27 de agosto de 2013

Capítulo 39.

NARRA ANDREA.
Mis padres se miran. Venga joder, me estáis poniendo nerviosa y a lo mejor luego es una tontería.
Yo: Cuando queráis, empezáis.
Mamá: Vamos a tener un nuevo miembro en la familia.
Papá: Chicas, mirad a nuestro nuevo miembro en la familia.
Nos dio una caja y la abrimos. Dentro había un perrito pequeño, un yorshike. Dios, es precioso, es asdfghjkñ, en serio, me encanta.
Yo: ¿Chico o chica?
Mamá: Chico.
Yo: -lo cogí-. Hola amigo, ¿sabes que eres una monada? 
Se movió y se pegó a mi.
Yo: Tú vas a ser mi amigo de aventuras, y te vas a llamar... Mickey. Sí, Mickey, ese nombre para ti es perfecto.
Silvia: Me encanta, gracias mamá -la abrazó-. Y papá -lo abrazó-.
Yo: Eso, gracias -les sonreí con Mickey en mis brazos-.
Por cierto, ¿donde está mi perro?
Yo: ¿Y Mickey?
Papá: En su guardería.
Siempre que nos vamos de viaje lo dejamos en una guardería de perros. Le gusta y esas cosas, pero cuando me vaya a estudiar a Madrid me lo voy a llevar, o sea es mi gordo, mi compañero de aventuras. Pero espera, ¿un nuevo miembro? ¿otro perro?
Silvia: ¿Dónde está? Lo quiero coger ya -dijo emocionada-.
Se ve que Silvia también se ha acordado de ese día que llegó Mickey.
Mi madre se levantó.
Mamá: Aquí -se tocó la barriga-.
¿Espera? ¿Un nuevo hermano? ¿Ahora?
Silvia: ¿Estás embarazada?
Mamá: Exactamente.
Silvia: -se levantó deprisa-. ¡Que bien! ¡Siempre he querido un hermano pequeño!
Me quedé en shock. Otro hermano pequeño, dios. Nunca he querido tener hermanos, pero cuando vino Silvia, al ser pequeña, no me acuerdo, pero menos mal, que nos llevamos bien y todo.
Dani me tocó el lado. Menos mal, estaba perdida en mi mundo.
Yo: Si eso, enhorabuena.
Todos se me quedaron mirando, ¿que más queréis que diga? No es que me haga mucha gracia. Pero me encantan los niños pequeños eh. Son tan monos, con sus mofletes gigantes. Pero no, ahora no quiero un hermano... si en un par de años podría ser yo madre.
Yo... madre. Eso si que sería raro, pero no estamos preparados ahora, y no creo que en unos años lo estemos, en un futuro quizás.
Yo: Si me disculpáis.
Me levanté de la mesa y fui para el aseo.
Cerré la puerta. Abrí el grifo y me eché un poco de agua por la cara y me mojé la nuca. Estoy agobiada, necesito aire o algo. Me miro al espejo, dios, estoy blanca, pálida. Andrea, ¿estás así simplemente por qué te han dicho que vas a tener un hermano? Es un poco egoísta por mi parte, pero no sé, no estoy preparada para tener otro hermano. No sé porque pero no lo estoy. Tocan a la puerta.
Dani: Andrea, soy yo.
Yo: Pasa.
Abrió la puerta y pasó. El aseo es grande, pero estrecho, solo cabe una persona, por lo que estamos un poco pegados.
Tenia la cabeza agachada.
Me cogió de la barbilla y me obligo a mirarle a los ojos.
Dani: ¿Qué te pasa enana?
Negué con la cabeza.
Dani: Escucha, es un hermano, no pasa nada.
Yo: De esta manera mis padres no se van a preocupar por mi.
Dani: No.
Yo: Sí, pasó lo mismo cuando vino Silvia.
Dani: Eh, que no vas a estar sola, me tienes a mi, para siempre, lo sabes, ¿no?
Oh, una pequeña declaración. La primera desde que estamos saliendo.
Le miré a los ojos y vi que sí, que era verdad, lo decía de corazón. Es el momento de decirle algo, ahora que estamos bien.
Le pasé las manos por el pelo, me puso las manos en la cintura.
Yo: Gracias por animarme, eres mi felicidad.
Lo es.
Se arrimó más la cabeza a mi hasta que nuestros labios encajaron a la perfección.
Nuestros labios se separaban y se volvían a juntar hasta que invadió mi boca con su lengua.
Me puso las manos en el culo y me pegó más, como si fuera posible, a él. Levanté un poco la pierna y se la pasé por encima de la rodilla, noto su erección. Me desabrocha el pantalón pero nuestras bocas siguen juntas. Le desabrocho el cinturón y poco después el pantalón. Me da un empujón y me apoya a la pared.
Dani: Te voy a follar aquí ahora mismo, ¿me entiendes?
Wow, wow, wow. ¿Follar? Yo pensaba que hacíamos el amor, no que follábamos, pero bueno, está hacer el amor y el sexo duro, que es follar, supongo, que yo de esto no entiendo mucho.
Asentí con la cabeza.
Sacó un preservativo del bolsillo de su pantalón, se bajó los calzoncillos y se lo colocó. Me bajó rápidamente las bragas y entro rápidamente en mi.
Ah. Dios, ha entrado con una embestida muy deprisa y fuerte.
Yo: Ah.
Dani: Nena, olvida el dolor, sólo disfruta.
Y con esas palabras entraba y salía deprisa y fuerte dentro de mi mientras yo estaba apoyada en la pared.
Con unas pocas embestidas más llegué al clímax. Me relajé pero él seguía con las embestidas pero con unas cuantas más, él también llegó al clímax.
Salió de dentro de mi.
Que calor, estoy sudando, Dani también. Se quitó el preservativo, lo hizo un nudo y lo tiró a la basura.
En seguida me subo la ropa interior y el pantalón al igual que Dani.
Yo: Vamos, se van a pensar que estamos haciendo cosas.
Dani: Las hemos hecho.
Reí.
Que momento, ha empezado romántico y ha terminado con un polvo, porque ha sido eso, un polvo, y muy bueno.
Me lavé la cara y me intenté arreglar el pelo que lo llevaba un poco despeinado. Miré a Dani. Reí. Tenía el pelo muy alborotado, despeinado. Tenía pelo de recién follado, por decirlo así de claro.
Dani: ¿Qué? -me sonrió-.
Yo: Péinate el pelo anda -reí-.
Se miró al espejo y se lo empezó a tocar.
Dani: ¿Que pasa con mi pelo? -me volvió a sonreír-.
Yo: Mira que eres chulo eh -le sonreí-. Anda vamos.
Salimos del aseo y volvimos a sentarnos en la mesa.
Silvia me miró y se rió. ¿Qué? ¿Que os hace tanta gracia?
Papá: ¿Todo bien?
Yo: Sí, ¿por qué?
Papá: No, nada.
Mamá: Y lo que os íbamos diciendo, que hasta que no nazca Manuel no nos volvemos a Barcelona.
Yo: ¿Se va a llamar Manuel? ¿Cómo papá?
Mamá: Si, lo ha elegido él -rió-.
Vaya, estamos todos felices. Bueno, menos yo. A mi me cuesta ser feliz. Pero con saber que los demás están felices yo también.
Mi madre empezó a servir los platos.


Estoy en la cocina con mi madre recogiendo todo.
Mamá: Andrea.
Yo: ¿Qué?
Mamá: Quiero que uséis protección.
No mamá, no saques este tema. Odio hablar contigo sobre esto.
Dejé el plato que estaba secando encima de la mesa.
Yo: Bueno, me voy haber como van estos.
Y me fui arriba y salí afuera, estaban Carlos, Dani y mi padre hablando y riéndose. Mejor no molestarles. ¿Y Silvia? Quiero hablar con ella.
Vuelvo a entrar y voy a su habitación y está tumbada en la cama con el móvil. Toco.
Silvia: Pasa -me sonrió-.
Pase y me senté en el borde de la cama.
Yo: ¿Que tal hermanita?
Silvia: Pues nada, aquí, pensando y eso.
Yo: ¿Os va todo bien?
Silvia: Sí, la verdad es que sí.

PUNTO DE VISTA DE NADIE (esto significa que no narra ningún personaje, si no el narrador).
Silvia y Andrea están teniendo una charla. Por fin. Llevaban mucho tiempo sin hablar.
Andrea se giró y estaba mirando a Silvia.
Silvia: ¿Y tú con Dani qué?
Andrea: Pues ahí voy, no pensaba que todo esto iba a ser así.
Andrea se tumbó al lado de Silvia.
Silvia: Es que todo esto, no sé. Hace menos de un mes éramos simples fans, unas más, y sin embargo ahora, estamos con ellos, hemos empezado a formar parte de otro mundo.
La verdad es que Silvia tenía razón. Hace poco eran simples fans y ahora son parte del centro de atención de todas las auryners. Lo que no sabían es que sus vidas iban a cambiar, y no para bien.

NARRA ANDREA.
Es de noche, ya han cenado todos, yo no. Llevo metida cama desde después de bañarnos en mitad del mar.
Dani: ¡Venga Andrea! Que no pasa nada -me decía desde el agua-.
Si claro, no hay nada, ya verás como hay un tiburón o lo que sea.
Yo: ¡Que no! ¡Ya verás como me pica algo!
Dani: Va, no seas tonta.
Están todos en el agua menos mis padres. Pero es que no sé, me da cosa.
Dani: Hazlo por mi, anda.
No sé como lo hace pero siempre me convence.
Yo: ¡Vale! 
Salté al agua.
Mamá: Las escaleras están puestas atrás para cuando queráis subir -nos dijo desde arriba-.
Silvia: ¡Vale!
Carlos y Silvia estaban por su cuenta ellos solo, jugando y haciendo tonterías.
Dani y yo estamos medio pegados, estamos enfrente.
Dani: Te quiero ver más a menudo en bikini, te queda de cine -me guiñó un ojo-.
Yo: Tú no te quedas corto, menudos abdominales.
Empecé a tocarle todos los abdominales, de arriba a abajo.
Me dio una cachetada en el culo.
Yo: ¡Oye!
Dani: Estabas tocando más de la cuenta -me volvió a guiñar un ojo-.
Imbécil. Si eres tú quién siempre me está tocando el culo.
Le tiré agua.
Yo: Eso por imbécil.
Y me iba a subir para el barco pero Dani se había capuzado y aún no había salido. Tarda mucho, seguro que le ha pasado algo porque estamos en medio del mar, literalmente. Hemos parado parado porque queda poco para que anochezca y dormimos en mitad del mar y mañana llegamos más tranquilos a Mallorca.
Yo: Dani, ¿estás bien? -nada, sigue sin salir-. 
Joder, joder. 
Me capucé  y abrí los ojos para ver si lo veía a pesar de que me escuecen los ojos por el agua salada del mar.
Nada, ni rastro de él. Subo para coger aire y ¡ah! Me toca algo por detrás, como si me hubiera picado algo. Joder. Socorro. Me giro.
Dani: ¡Buh!
Yo: ¡Joder!
Empezó a reírse.
Yo: No, a mi no me ha hecho nada de gracia, pensaba que te había pasado algo y que a mi me había picado algo. Eres un imbécil.
Dani: Va, no te enfades, era una broma.
Di la vuelta al barco y subí a secarme.
No sé que me pasa, pero estoy cansada, agotada, sin ganas de nada. Me duele también la cabeza y la barriga y de vez en cuando tengo ganas de vomitar. Estoy con fiebre. ¿Que me pasa? O mejor dicho, ¿que no me pasa? Hasta mañana por la mañana no podemos ir al médico porque no llegamos hasta mañana.
Están todos fuera menos Dani, que después de cenar ha venido aquí.
Me está poniendo paños mojados haber si me baja la fiebre pero nada.
Yo: Dani, descansa por favor.
Espera, que ahora me ha entrado la tos y me ahogo.
Me levanto a beber agua.
Dani: ¡No, no! Yo te la doy.
Joder, ni que estuviera paralítica.
Bebo agua.
Yo: Túmbate conmigo y descansa. Si no descansas no voy a estar bien.
Dani: Vale.
Se tumba a mi lado.
Dani: Si necesitas algo y estoy durmiendo, me despiertas eh.
Yo: Vale.
Y una vez tumbado a mi lado, me noto segura y puedo descansar.


Dani: ¡Andrea, Andrea!
¿Que pasa? ¿Por qué chillas a estas horas de la mañana?



domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 38.

NARRA ANDREA.
Esa manera de llamarme por mi nombre, esa manera tan suya.
Me giro y quedamos frente a frente.
Dani: ¿Seguro que estás bien?
Yo: Sí, pero todo lo que está pasando, me cuesta asimilarlo.
Le pongo las manos en los hombros.
Dani: Siento que tengas que pasar por esto, no pensaba que la fama iba a llevarnos a todo esto.
Yo: Tú no tienes la culpa.
Sé que ahora se va a culpar de todo, se va a culpar de todo lo que pase.
Yo: Dani, lo digo en serio. No tienes la culpa de nada.
Dani: Estás mas delgada.
Yo: ¿Sí? Pues yo me noto hinchada.
Dani: Tienes que comer más.
Yo: No quiero engordar.
Dani: ¿Ya empiezas?
Yo: Como lo justo.
Dani: Ahora que vamos a estar todo el día juntos vas a comer mucho, como que yo me llamo Daniel.
Yo: Me encanta oír el ruido del mar.
Me volví a girar y me apoyé en la barandilla.
Dani: A mi también, es muy relajante.
Se apoyó en la barandilla de manera que me rodeo con los brazos.
Un silencio cayó sobre nosotros. Ahora solo se oía el suave y tranquilizador ruido del mar, de los olas chocar contra el barco. Que felicidad, de verdad. Por un momento en mi vida todo está yendo como lo deseo.
Se oye un carraspeo.
Me giro y es mi padre.
Papá: Chicos, la comida está lista.
Yo: Vale papá, ya vamos -le sonreí-.
Papá: Vale, no tardéis -me sonrió y se fue para adentro-.
Dani: ¿Entramos?
Yo: ¿Crees que por fin vamos a poder empezar a ser felices?
Dani: En un par de días todo lo malo se irá.
Yo: ¿Tú crees? Yo nunca tengo suerte en mi vida, nada me sale bien.
Dani: Y yo voy a ser esa excepción.
Le abracé.
Quiero decirle te quiero, chillarlo a los cuatro vientos, quiero que se entere todo el mundo de que le quiero, de que lo amo, a pesar de nuestras peleas.
Me pongo a pensar en los tiempos atrás, siempre le decía te quiero.
Yo: ¡Silvia, joder! Que Dani me ha contestado, asdfghjklñ.
Silvia: ¿Sí? ¡Me alegro! ¿Qué te ha dicho?
Yo: Le he puesto 'te quiero más que a nada' y él me ha dicho 'yo mucho más fea'. Joder... es que es increíble.

Yo: Venga, que hoy tengo que decirle a Dani te quiero... en esta firma sí que sí.
Silvia: ¿Te vas a atrever? Que mucho por twitter y por aquí nada -se rió-.
Yo: Que sí, ahora sí que sí- sonreí-.

Dani: ¡Andrea! ¡Cuanto tiempo! Desde ayer no te veo -dijo irónicamente y me abrazó-.
Imbécil.
Fue un abrazo en plan mono/koala. Me encantan sus abrazos.
Yo: Te quiero más que a nada.
Oh dios, lo he dicho, se lo he dicho joder, sí, por fin, la primera vez que se lo digo en persona, dios. Que subidón, nunca me he atrevido porque me da muchísima vergüenza.
Dani: -me miró extrañado-. Yo mucho más fea.
Oh dios, todo igual que en twitter, dios, que irreal, lo quiero tanto.
Se me quedó mirando observando mi reacción.
Yo: Toma, te he traído esto.
Le di un regalo.
También me acuerdo el día ese que nos subieron al escenario.
Álvaro: Y como es el último concierto de esta gira, vamos a subir a dos fans al escenario, ¿quién quiere?
Dios, yo, quiero subir, tengo ganas de estar cerca vuestra.
Blas: Quién quiera subir, ¡que levante la mano!
Silvia y yo levantamos las manos lo máximo que pudimos.
David: Veo a mucha gente, nos vamos a esta parte...
Vinieron hacia donde estábamos nosotras.
Carlos: Anda, si tenemos aquí a las hermanitas.
Espera, ¿se refería a nosotras?
Dani: ¿Queréis subir?
Oh dios, ahora no quiero subir, me da vergüenza.
Silvia: ¡Claro!
Nos dieron las manos y subimos.
Dios, que vergüenza. Está todo el mundo mirándonos.
Silvia está Con Carlos y Blas. Dani me tiene pasado el brazo por los hombros y David me tiene agarrada de la cintura y Álvaro lo da todo el solo. Reí. Que gracioso. Dani se separó un momento el micro.
Dani: Recuerda esto, yo mucho más, fea -me guiño el ojo-.

Dani: ¡Andreeeea!
Yo: Si, dime.
Dani: Llevo como media hora diciéndote que si vamos para adentro, que tu padre va a volver a salir.
Yo: Ah, si. Vamos.
Dani: ¿En qué pensabas?
Yo: En el día del concierto que me subiste al escenario.
Dani: Buen día.
Yo: Sí.
Dani: Venga, vamos adentro.
Entramos a dentro y nos sentamos así: 'Mamá, papá, Silvia, Carlos, Dani y yo'.
La mesa es redonda por lo que nos vemos todos.
Yo: ¿Que hay para comer?
Mamá: He hecho una ensalada y pasta.
Dani: Que buena pinta tiene todo -sonrió-.
Pelota que eres. Le miré y me reí.
Me miró.
Dani: ¿Qué? -me sonrió-.
Dios, otra vez, su sonrisa, su maldita sonrisa. Es tan... tan... no sabría explicarlo.
Yo: Nada -reí-.
Papá: Y bueno, chicos, ¿cuando empezáis los conciertos de nuevo? Que Silvia me ha dicho que ahora estáis de vacaciones.
Si bueno, de vacaciones. Estamos esperando a que se calmen las cosas, hasta que unos putos locos paren de jodernos la vida.
Carlos: En una semana o dos, aún no hay fechas próximas confirmadas.
Mamá: ¿y os va todo bien?
Yo: Sí, les va todo bien.
Quiero cortarles, se que van a empezar con sus interrogatorios y no quiero que los agobien.
Mamá: ¿Cuanto lleváis juntos exactamente?
Ostras, es verdad, ¿cuanto llevamos juntos oficialmente?
Dani: Andrea y yo casi tres semanas.
Carlos: Y Silvia y yo casi lo mismo.
Mamá: Y ya habéis dormido juntos y todo, ¿no?
Oh mamá, se donde quieres llegar y no te voy a decir lo que he hecho con mi novio, y Silvia menos, así que para.
Yo: Sí. Bueno, ¿y vosotros cuando volvéis a Barcelona?
Mis padres suelen estar siempre en Barcelona. Sí, bastante lejos de aquí, pero bueno.
Mamá: De eso es de lo que os queríamos hablar.
Papá: Si, tenemos que daros una noticia.
Silvia me miró extrañada. Yo estaba igual. ¿Una noticia? ¿Ahora? No tengo ni idea de lo que puede ser, pero cuando mis padres nos reúnen ya tiene que ser importante, porque o si no nos llaman y nos lo dicen por ahí. Estoy impaciente. Pero la última vez que tuvimos una noticia fue que nos mudamos del pueblo a la ciudad, o otra fue cuando Silvia y yo nos fuimos tres meses a estudiar a Bélgica. Fue lo mejor. Espera no, ahora no quiero ni mudarme ni irme a estudiar fuera. Espero que no sea nada de eso.

sábado, 24 de agosto de 2013

Capítulo 37.

Bajo las escaleras y voy al frente de mis padres. Me quedo mirando al chico que hay en el sofá. No me lo puedo creer, no... ¡es él! Mi rubio, mi enano, mi tonto, mi todo. No sé como reaccionar. Está normal, como la última vez que le vi.
En cuanto me vio se levantó del sofá. Vino hacia mi.
Dani: Andrea...
No sé que hacer, ni que decir. Estás bien... estás sano y salvo. Nadie te ha hecho daño, pero entonces... ¿esa voz femenina? Eso será mejor hablar lo luego, ahora solo quiero asegurarme de que es verdad que está bien. Me acerco a él y le abrazo.
Dios, noto su calor corporal. Por fin, como extrañaba esto y solo ha sido un día. No espera, menos de un día. Su calor me da seguridad. Cuando no sabíamos donde estaba, solo podía pensar en que no iba a poder estar nunca más entre sus brazos. Es la peor sensación del mundo, es como si me quitaran el aire, como si alguien me pusiera una bolsa en la cabeza y me quisiera ahogar, es lo peor del mundo. Es la sensación de que te quitan parte de ti, algo tuyo, que te pertenece, es una sensación que no quiero volver a sentir.
Empiezo a llorar en sus brazos. Si, está bien. Le abrazo más fuerte.
Dani: Shhh pequeña, no llores. Estoy bien, todo está bien -me aprieta más a sus brazos-.
Eso me hace que llore más aún. Estás bien joder, pensaba que iba a perderte.
Dani: -se rió-. Cariño, estoy bien. Mírame.
Me cogió de la cabeza y me obligó a mirarle a los ojos.
Dani: Tranquila, todo está bien. ¿Me oyes? Todo está bien, así que no seas tonta y deja de llorar -me sonrió-.
Su sonrisa, dios, su preciosa sonrisa. Es una de las razones de mi felicidad. Dani es como mi salvavidas. Si él está feliz, noto que puedo sonreír. Mientras que le veo sonreír los problemas se van, por un segundo, se van. Es una sensación tan rara. Cuando estoy mal, él hace una tontería y ya estoy sonriendo.
Dani: Sonríe, por favor. Al menos por mi. Carlos se va a poner bien, ya lo sabes.
Yo: Lo sé, pero es mi ídolo. No puedo verle así, y menos de cerca.
Dani: Mira.
Levanté la vista y le miré. 
Se puso visco y sacó la lengua. Empecé a reírme, que feo está así, pero es tan gracioso. No puedo parar de reírme.
Dani: ¿Lo ves? Sonriendo estás un poco menos fea -me guiño un ojo-.
Imbécil. Sonreí. Es verdad, tiene la capacidad de hacerme sonreír en lo peor. Es lo mejor, sin duda.
Sin embargo, cuando él está mal, yo me hundo. Sin él feliz, yo no puedo sonreír. Digamos que su sonrisa es mi droga. Sin su sonrisa no podría vivir.
Yo: Mamá, vamos para arriba.
Mamá: Vale cariño.
Cogí a Dani de la mano y subimos para mi habitación.
Entramos y se sentó en la cama.
Yo: Necesito que me cuentes todo lo que ha pasado.
Dani: Y yo necesito que me cuentes que te pasó en el pasado.
Yo: Antes necesito tu explicación.
Dani: No sin antes la tuya.
No me apetece discutir, no ahora que lo tengo conmigo, sano y salvo, a mi lado.
Yo: Todo empezó cuando empecé a verme mal en el espejo, no me gustaba a mi misma, me veía gorda, fea. Me daba asco a mi misma.
Le miré y estaba concentrado escuchándome. Vaya, de verdad le interesa.
Yo: Después de un tiempo de verme así empecé a dejar de comer, pensaba que adelgazando le gustaría más  a la gente. Dejaba de comer pero mis padres me obligaban a comer, así que comía delante de ellos y en terminar iba al aseo y vomitaba, me metía los dedos para poder tirar la comida y no engordar.
Dani: ¿Pero por qué tenias complejo? Si eres preciosa.
Yo: Déjame terminar, por favor.
Dani: -asintió-.
Yo: En esa época, que hace más o menos un años, o así, yo tenía a mi mejor amigo, Marcos. Éramos inseparables, hasta que yo le oculté lo de la comida. Nos contábamos todo, absolutamente todo, pero solo éramos eso, amigos. Hasta que un día mis padres me pillaron vomitando y me ingresaron en un clínica de recuperación para poder volver a ser yo, a ser la Andrea sonriente, feliz y alegre que era un día. Eso fue el colmo, fue lo peor que pudieron hacer, o mirándolo ahora, lo mejor. Pero cuando me ingresaron empecé a odiar a todo el mundo, menos a vosotros, Auryn, que era lo único que yo tenía para distraerme. Digamos que fuisteis las únicas personas a mi lado, a pesar de no saberlo. Tenía una compañera que estaba casi recuperada y tenía móvil, a mi no me dejaban tener, y siempre me enseñaba cosas tuyas, cosas que me hacían sonreír cuando nadie más  lo hacia. Un día, le dieron el alta y no pude saber nada más de vosotros, y eso fue lo peor, porque ahí si que me sentía sola, no tenía a nadie y...
Dani: ¿Y?
Yo: Y intenté suicidarme. Mira -me quité las pulseras de la mano derecha y le enseñé la marca de la cicatriz que tenía del corte-.
Dani: -me pasó los dedos por encima de la cicatriz-. Prométeme que no vas a volver a hacer eso, prométemelo.
Yo: Te lo prometo.
Dani: ¿Y qué pasó después?
Yo: Cuando cogí el cuchillo, estuve pensándomelo y de repente... aparece Marcos, mi mejor amigo diciéndome que no se ha olvidado de mi, aparece mi hermana y mis padres. Pude ver el miedo en sus ojos, estaban preocupados por mi, pero yo quería desaparecer, no le importaba a nadie, así que al final, me encerraron en una habitación sola y con ayuda de muchos médicos salí adelante.
Dani: Eres muy fuerte.
Yo: No, no soy fuerte, al contrario. Soy débil, muy débil. Y después de salir de ese puto infierno, ya empecé a ir a conciertos, firmas, mi vida cobró sentido.
Dani: ¿Qué pasó con Marcos?
Yo: No lo sé, no he vuelto a saber nada de él. Me cambié de instituto y de ciudad, yo no vivía aquí, yo vivía en un pueblo a veinte minutos de aquí, pero mis padres querían empezar de nuevo conmigo, cosa que les agradezco.
Dani: ¿Alguna vez le quisiste?
Yo: ¡No! Pero me falló como amigo, no estuvo cuando peor lo estaba pasando y no quiero volver a saber de él.
Dani: ¿Por eso el odio a las promesas?
Yo: Exacto, él me prometió que siempre estaría a mi lado, pasase lo que pasase...
Dani: Yo nunca te voy a hacer daño, te lo prometo.
Y me abrazó. Un abrazo de esos que te dan seguridad, que te hacen creer que todo va a estar bien, para siempre, y que todas sus promesas se van a cumplir.
Yo: Ahora... ¿qué te ha pasado? Pensaba que no te volvería a ver, por una vez... pensé que -no podía terminar la frase-.
Dani: Quería darte una sorpresa, sé que no nos despedimos bien, pero fue porque no quería que te fueras, así que cogí mi moto y vine para aquí, pero por el camino me quedé sin gasolina y me tocó andar mucho con la moto a cuestas hasta llegar a una. Una vez la encontré, que tardé muchísimo, llené todo el deposito y paré un poco más adelante, por Albacete creo, a comer algo, y ya me puse en marcha y llegué aquí.
Yo: ¿Y tú móvil?
Dani: Eso es lo que me ha dicho Silvia, que habíais contactado con la policía y todo.
Yo: Nadie sabía donde estabas, y como están las cosas, es normal que nos preocupáramos.
Dani: Pues mi móvil, pensaba que lo tenía hasta que llegué aquí y Silvia me contó todo. Ya hemos hablado con Magí y todo, ya está todo solucionado.
Yo: No me cuadran las cosas...
Dani: ¿Por qué?
Yo: Me han llamado en privado, era una voz femenina que me sonaba mucho, diciéndome que me alejara de ti.
Dani: ¿Qué?
Yo: Yo solo le preguntaba por ti y solo me decía que si no me alejaba de ti me pasaría como Carlos no, peor.
Se levantó e iba de lado a lado de mi habitación. Está nervioso.
Yo: ¿Qué te pasa?
Dani: ¿Sabe esto Magí?
Yo: Sí, se lo ha dicho Silvia.
Dani: Necesitamos aire nuevo.



Estamos llegando al puerto de Mazarrón, Murcia. Nos vamos en barco a Mallorca. Vamos en nuestro yate, ahí si que vamos a estar tranquilos y vamos a poder solucionar todo, bueno Magí lo hará, pero al menos aquí estaremos seguros. También está Carlos, llegó anoche.
Dani y yo vamos en su moto y mis padres, Silvia y Carlos en el coche, con todas las maletas y comidas.
Vamos a toda velocidad. Voy agarrada a él. Esto es lo mejor. Me siento segura, muy segura.
Toda la agonía de ayer ha desaparecido, ahora estamos ilusionados por respirar un poco de todo.

Acabamos de subir todas las maletas y comida al yate. Vamos a desembarcar. Mis padres hicieron un curso de navegación por lo que no nos hace falta capitán, ellos saben de sobra. Y a Silvia y a mi también nos han enseñado.
Mi madre está organizando la cocina, para preparar la comida. Silvia y Carlos están en la habitación deshaciendo la maleta. Mi padre está al timón. Yo estoy apoyada en la barandilla escuchando el suave ruido del mar, que tranquilidad, que paz.
Noto una presencia detrás de mi, me coge la cintura. Sé que es Dani.
Es increíble como pueden cambiar las cosas de un día para otro, ayer estaba hundida pensando que mi novio estaba muerto porque unos putos locos lo habían secuestrado y sin embargo, ahora estoy tranquila, feliz, con el chico al que quiero en un barco.
Dani: Andrea -me susurró al oído-.
Me dio un escalofrío que me subió por toda mi espina dorsal.

viernes, 23 de agosto de 2013

Capitulo 36.

NARRA SILVIA.
¿Pero que narices le ha pasado a Dani?
CONTINUACIÓN LLAMADA TELEFÓNICA.
Yo: Carlos, ¿Qué coño ha pasado?
Carlos no decía nada.
Yo: ¡Joder Carlos! ¡¿PUEDES DECIRME QUE NARICES HA PASADO!?
Me tocaron el hombro por detrás y me giré.
Era Andrea.
Andrea: ¿Que le ha pasado ha Dani?
Se le pusieron los ojos llorosos.
Me quedé callada.
Andrea: Silvia, ¿qué narices le ha pasado a mi novio? -dijo llorando-.
Tapé el móvil.
Yo: No lo sé. Siéntate -la senté en la cama-. No se nada, estoy hablando con Carlos, espera.
Volví a la llamada.
Yo: Carlos, dime que ha pasado.
Carlos: ¡No lo sé!
Yo: ¿Cómo que no lo sabes?
Carlos: Silvia, no encontramos a Dani.
Yo: ¿Cómo que no lo encontráis?
Carlos: Eso, hemos llamado a su móvil y lo coge una chica, hemos vuelto a llamar y el móvil está apagado.
Yo: ¿¡Y ahora qué?!
Carlos: No lo sé, Magí ha ido a hablar con la policía.
Yo: ¿Quién más lo sabe?
Carlos: La policía, tú y nosotros. No queremos dar la noticia hasta que no pasen más de 24 horas.
Yo: Joder Carlos... en cuanto sepas algo llámanos, por favor.
Carlos: Si cariño. Llevad cuidado.
Yo: Tú también.
Colgué.
Miré a mi hermana. Está hecha polvo y aún no sabe nada sobre esto. Pobrecica; me da mucha pena. ¿Qué ha hecho para merecerse todo esto?
Siempre le pasa todo lo peor. Siempre sufriendo.
Andrea: ¿Qué le ha pasado a mi novio?
Yo: Prométeme que te vas a tomar esto con la mayor tranquilidad posible.
Andrea: ¿Qué narices le ha pasado?
Yo: Nadie lo sabe. No lo encuentran.
Andrea: ¿No lo encuentran?
Yo: Les ha pasado como a ti. Han llamado y lo ha cogido una chica y ahora está el móvil apagado y nadie sabe nada.

NARRA ANDREA.
¿Desaparecido? ¿De qué coño va esto? ES todo una pesadilla... no, esto no puede estar pasando, no... mi novio está en su casa.
Silvia: ¿Estás bien?
Negué con la cabeza y me fui corriendo de mi casa. Bajé las escaleras y salí de golpe, cerrando de un portazo.


Estoy en la playa, mirando al horizonte. La última vez que estuve en la playa fue cuando viajé con Dani. Dani... ¿donde estás? ¿estás bien?  No sé cuanto tiempo llevo aquí. Me he ido sin móvil y llaves, no quiero que nadie me encuentre. Quiero encontrar a Dani y perderme con él. Los dos solos en nuestro mundo.
Estoy sola, no hay nadie. Serán sobre las cuatro porque hace mucha calor y no he comido. Tampoco tengo hambre. Tengo un nudo en el estómago. Rubio, ¿dónde estás?
Tengo que volver a casa... estarán preocupados por mi.


Mamá: ¡Andrea! -se levantó corriendo del sofá y me abrazó-.
Papá: ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza.
Mamá: ¿Dónde estabas?
Yo: Necesitaba aire.
Mis padres vieron que no estaba bien, y que estaba agobiada y ahora solo necesitaba estar sola.
Yo: Me voy para arriba.
Mamá: Vale, descansa.
Subí a mi habitación, pero antes necesitaba saber si había nuevas noticias sobre Dani.
Fui a la habitación de Silvia y estaba con el móvil, supongo que hablando con Carlos.
Yo: ¿Se sabe algo?
Silvia: Andrea, han localizado su móvil.
¡Si! ¡Bien! ¡Noticias!
Yo: ¿Dónde?
Silvia: Lo han encontrado en una calle de Madrid.
Yo: ¿Solo?
Silvia: Sí, estaba en el suelo.
Yo: ¿Y por qué una chica?
Me están llamando al móvil, lo oigo desde mi habitación.
Yo: Espera que me llaman.
Silvia: Vale.
Voy a la habitación y miro la pantalla 'NÚMERO PRIVADO'. Voy corriendo a la habitación de Silvia.
Yo: Es privado. ¿Lo cojo?
Silvia: Sí.
Lo cogí.
Yo: ¿Sí?
X: Andrea... que placer hablar contigo.
Otra vez esa voz familiar de chica.
Yo: ¿Quién eres?
X: Eso no importa. ¿Y Dani?
Yo: ¿Quién eres?
X: ¿Está bien? ¿Habéis encontrado ya su móvil?
Yo: ¿Donde está?
X: -se rió-. Escúchame pedazo de zorra, a partir de ahora vas a dejar en paz a Dani o te pasará algo como a Carlos... o peor -se volvió a reír-.
Yo: ¿Dónde está mi novio?
X: Lleva cuidado, no vaya a ser que un día de estos te de un susto.
Colgó.
¿De que narices va todo esto tío? Estoy flipando.
Silvia: ¿Quién era?
Yo: Una voz de chica, me resulta familiar.
Silvia: ¿Qué quería?
Yo: Que no me acercara más a Dani o me pasaría algo, más grave que a Carlos.
Tragué saliva. Oh dios.
Silvia: Todo esto lo debería de saber Magí. Voy a decirse lo.
Lo llamó y le contó todo. Le dijo que lleváramos cuidado al salir de casa, y si salimos que fuéramos acompañadas, nunca solas. De Dani se seguía sin saber nada.
¿Donde estás Dani? Por favor. No me hagas sufrir tanto. Aparece. Un mensaje, una señal, lo que sea para que sepa que estás bien.
Silvia: Deberías de comer algo.
Yo: No tengo hambre.
Silvia: Pues descansa y después comes algo, por favor.
Yo: Vale.
Me fui para mi habitación. Me quité los zapatos y me tumbé en mi cama a descansar.

El hombre de negro con careta blanca viene hacia mi. No, no te acerques. Estoy sola en mitad de la nada, socorro. Dani, ayúdame. Silvia, Carlos, David, Blas, Álvaro. Alguien, por favor. Magí, ven. Está cada vez más cerca, no. Lleva algo en la mano, no, socorro. ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Silvia: Andrea, ¡despierta!
Abro los ojos. Era una pesadilla. Dios.
Estoy llorando y ni si quiera me he dado cuenta.
Silvia: ¿Estás bien?
Yo: He soñado con el hombre de negro de careta blanca. Me quería hacer daño y estaba sola.
Silvia: -me abrazó-.
Con eso era suficiente.
Silvia: Desde hace mucho tiempo hay alguien bajo, pregunta por ti.
¿Por mi? ¿Quién es ahora? No quiero ver a nadie.
Yo: No estoy para ver a nadie.
Silvia: Esto te irá bien, creo yo.
Me levanto y me hago una cola de caballo. Quién quiera que sea podría haber venido en otro momento. Bajo las escaleras al lado de Silvia hasta que llego al salón. Mis padres están hablando con alguien que no puedo ver, pero esa voz... esa voz la conozco.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Capítulo 35.

Miro el móvil, son casi las doce del medio día. Se me ha hecho eterno el viaje de vuelta. No quiero conducir nunca más, no sé, no quiero y punto. He pitado para que mis padres se enteraran de que hemos llegado. Bajan. Nos han abrazado super fuerte. Llevábamos lo menos un mes sin vernos. Sí, es mucho, más para unas niñas de diecisiete y dieciocho años, pero siempre hemos sido muy independientes, más que nada por el trabajo de ellos. Se dedican al mundo de la moda. Llevan mostrarios por toda España, incluso se han ido a Londres e Italia por motivos de trabajo. Vamos a un colegio privado, por lo que estamos muy controladas aunque no estén. También tenemos a nuestra criada. Que ahora está de vacaciones. Se llama Danielle, es de Cuba. Joven, unos veintidós años, pero como ya somos más mayores y eso solo viene a recoger la casa, a limpiar y eso.
Mi madre, Mati. Rubia, piel clarita. Tiene la piel tan suave, que parece de porcelana. Lleva gafas, negras de D&G, ojos oscuros. Siempre nos ha dado lo que hemos querido, pero a cambio de buenas notas. Es muy exigente, y más con los estudios. Tiene un carácter fuerte, supongo que lo habré heredado de ella. Todo lo que hace tiene que estar hecho a la perfección; también lo he heredado de ella. En cambio, Silvia de ella ha heredado su alegría, su amabilidad. Es simpática y cariñosa con todo el mundo, de hecho es directora de una organización de estas para recaudar dinero para los niños de África.
Mi padre, Manuel. Mi padre es muy cariñoso, y tranquilo, tiene mucha paciencia con nosotras. Nos mima demasiado, nos consiente todo, pero es el mejor padre que una podría tener. Es muy moreno de piel, ojos verdes y pelo negro. Es muy risueño, siempre se está riendo y haciendo tonterías, excepto con el trabajo, que a la hora de trabajar es muy serio, demasiado diría yo.

Acabamos de entrar las maletas y hemos guardado nuestra ropa en nuestros respectivos vestidores.
Estamos en el sofá sentados. Viendo la tele. Me aburro. Cojo el móvil haber si Dani me ha dicho algo. Nada. Silvia está también con el móvil, me pongo a hablar con ella por whatsapp para que nuestros padres no se enteren.
Yo: ¿Te ha dicho algo Carlos?
Silvia: Siii, me ha preguntado por el viaje, xx.
Yo: Dani a mi no me ha dicho nada...
Levanta la mirada y me mira.
Silvia: Estará liado, no te preocupes.
Yo: Siento que me ignora...
Silvia: ¿Os va todo bien?
Yo: No lo sé... un día está bien, otro mal. Se ralla él solo, dice que es porque tiene miedo a perderme.
Silvia: No le crees?!
Yo: No es eso, no sé lo que es, pero joder... puf. No me demuestra nada, yo lo estoy dando todo por él, sin embargo él nada...
Silvia: No sé que decirte.
La miro y me mira. En su mirada veo un disculpas, no puedo hacer nada. En realidad tiene razón, ¿que iba a hacer ella?
Yo: Os miro a ti y a Carlos, y me dais una envidia. Estáis siempre bien, no discutís como nosotros.
Silvia: Eso sí... pero todo tiene un final, lo sabes
Yo: Y lo peor es que no podría estar con Dani
Mi padre carraspeó la garganta. Le miramos. Nos miró con cara de 'dejad los móviles ahora mismo'. Así que lo hicimos, guardamos los móviles y Silvia encogió los hombros en señal de disculpas, le sonreí falsamente. No tengo ganas de sonreír.
Papá: Bueno chicas, contadnos, que llevamos un mes sin vernos.
Mamá: Os echábamos mucho de menos.
Yo: Podríais haber llamado más.
Es verdad, me llamaban poco.
Mamá: Andrea, no empieces.
Vale, ahora es mejor callarse.
Papá: ¿Como os van con vuestros chicos?
Silvia: Muy bien, estoy muy feliz con Carlos.
Papá: ¿Y tú Andrea?
¿Yo? Yo no sé ni como estoy.
Yo: Más de lo mismo, bien.
Mi padre me miró con cara de poco creérselo. Mi padre me conoce muy bien. Demasiado diría yo.
Mamá: ¿Por qué no se han venido hoy?
Espera, espera, espera. ¿Podían venir? Me acuerdo un momento que me dijo mi padre que no quería chicos en casa, bueno, solo podía Dani.
Papá: Y que, me han dicho que tenéis algún chico por ahí eh -rió-.
Yo: Pues yo no tengo a nadie... bueno sí, pero es mi ídolo, nunca saldría conmigo...
Papá: Y que pasa con Marcos, eh.
Yo: Papá, sabes que Marcos solo es mi mejor amigo -le sonreí-.
Silvia: Sí, eso lo puedo decir yo. 
Mamá: Y tú que Silvia.
Silvia: ¿Yo? Pues igual Andrea, esperando a mi ídolo que nunca llegará a estar conmigo -se rió-.
Papá: Vamos a hacer un trato, ¿vale?
Silvia y yo afirmemos.
Papá: Como estáis tan enamoradas de vuestros ídolos, si tenéis novio, solo voy a dejar que ellos entren a casa, los demás chicos se lo tendrán que currar bien para poder entrar aquí.
Yo: Pues entonces me parece que ningún chico entrará... -reí-.  
Silvia: ¿Quién sabe? Los sueños se hacen realidad, ¿no?
Y tanto que se hacen... pero no sé, Dani me dijo que no podía venir por la seguridad, quizás pueda hacerse una escapada.
Silvia: ¿Entonces pueden venir Carlos y Dani? -dijo emocionada-.
Papá: ¡Claro!
Mamá: Pero dormiréis en cama separadas, al menos aquí.
Mi madre y sus  normas. Las cosas no cambian.
Yo: Mamá, por favor, déjanos ir a la firma más pronto.
Mamá: ¿Has aprobado este examen?
Yo: No, pero.
Mamá: Ni peros ni nada, no has aprobado irás más tarde a la firma.
Yo: Eso es injusto. Te he dicho que aprobaré el siguiente.
Mamá: Andrea cariño, vas a pasar a segundo de bachiller, no puedes decir que luego aprobarás, tienes que aprobar ya, así que no.
Yo: Pero que no pasa nada, además, es un 4'8.
Mamá: ¿Es un aprobado?
Yo: No, pero casi.
Mamá: No lo es, no hay firma pronto. Se cierra el tema.
Al final conseguimos ir pronto, con la condición de que en el próximo examen sacara sobresaliente. Lo saqué.
Silvia: ¡Pues voy a llamar a Carlos!
Yo: Yo a Dani.
Me fui para mi habitación.


NARRA SILVIA.
La mejor noticia que podía recibir. Podría venir. Menos mal. Espero que Magí le deje por la seguridad...
Lo peor es que como no pueda y mis padres nos pidan explicaciones se va a liar, no saben nada del tema seguridad ni nada.
LLAMADA TELEFÓNICA.
Yo: ¡Carlos!
Carlos: Mi niña.
Yo: Tengo que decirte algo super importante -dije nerviosa-.
Carlos: ¡Suéltalo!
Yo: ¡Puedes venirte a mi casa, aquí a Alicante, el tiempo que quieras!
Carlos: Estás bromeando, ¿no?
Yo: ¡Que no! Mis padres no lo acaban de decir.
Carlos: ¡Joder cariño! Eso es increíble.
Yo: ¡Lo sé!
Carlos: ¿Y cuando?
Yo: Si quieres esta noche ya puedes estar aquí, o mañana. Lo que prefieras.
Carlos: ¿Dani va?
Yo: No lo sé, Andrea lo iba a llamar ahora.
Carlos: Si Dani va, vamos en tren. Su coche mejor que se quede aquí.
Yo: ¿Por qué? ¿Que ha pasado?
Carlos: Mejor te lo explico cuando te vea.
Yo: Vale, voy haber que le ha dicho Dani a Andrea y te llamo y te digo.
Carlos: Vale cariños, un beso.
Yo: Te quiero.
Colgué.

NARRA ANDREA.
No sé si le va a hacer esto mucha gracia a Dani. No sé. Últimamente está muy raro. Espero que ya se le haya pasado.
Lo voy a llamar. Pi, pi, pi, pi. Hola soy Dani, ahora no puedo atenderte, deja tu mensaje. Colgué.
Otra vez. Pi, pi, pi, pi. Hola Soy Dani, ahora no puedo atenderte, deja tu mensaje después de. Colgué.
Joder, ¿por qué no lo coge ahora? Pi, pi, pi.
Dani: ¿Sí?
Yo: ¿Dani?
'Dani': ¿Quién eres?
Yo: ¿Quién eres tú?
Hola, esa no era la voz de Dani. Es una voz de chica.
Yo: ¿Dani? ¿Estás?
Cuelga.
Em... ¿hola? Que coño hace una tía con el móvil de Dani.
Vuelvo a llamar. Pi, pi, pi, pi. Hola soy Dani, ahora no puedo atenderte, deja tu mensaje después de la señal. Pi.
Yo: Dani soy Andrea, no sé que coño hace una puta tía con tu móvil. Llámame pronto. Es urgente.
Colgué.
¿Que narices tío?
Tocan a la puerta.
Yo: ¿Qué?
Silvia: An, soy yo.
Me senté en la cama, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza sujeta con las manos.
Silvia se sentó a mi lado.
Silvia: ¿Estás bien?
Negué con la cabeza.
Silvia: Cuéntame.
Voy a explotar. Mi chico con otra. Que fuerte.
Yo: El móvil de Dani lo tenía una chica.
Silvia: ¿Como que una chica? No lo entiendo.
Yo: Lo he llamado y -empecé a llorar-. Y no lo sé joder, lo he llamado y me lo ha cogido una chica.
Silvia: ¿Una chica?
Afirmé con la cabeza.
Silvia: Espera aquí.

NARRA SILVIA.
Dani, cariño, eres uno de mis ídolos, pero no voy a permitir que le hagas daño a mi hermana.
Voy a llamarlo. Pi, pi, pi, pi. Hola soy Dani, ahora no puedo atenderte, deja tu mensaje después de la señal. Pi.  Perfecto, el contestador. Voy a llamar a Carlos.
LLAMADA TELEFÓNICA.
Yo: Carlos.
Carlos: Silvia, ha pasado una cosa terrible.
Yo: ¿Una cosa terrible? ¿De que estás hablando?
Carlos: Es Dani.
¿Dani? ¿Que narices le ha pasado al novio de mi hermana?



lunes, 19 de agosto de 2013

Capítulo 34.

Mi vista se quedó en una persona. Iba vestida de negro, con una careta blanca. No sé si es chica o chico. Parpadeé para ver si lo había visto de verdad o simplemente era una alucinación mía. Volví a mirar ya no estaba. Mierda, se había ido. No creo que fuera una alucinación. Estoy cagada. Le toqué a Silvia.
Silvia: ¿Qué pasa?
Yo: ¿Has visto eso?
Silvia: ¿El qué?
Yo: La persona de negro con la careta blanca.
Empezó a mirar al público.
Silvia: No, ¿que pasa?
Mierda, mierda, mierda. Tengo que hacer algo. ¿Y si va armado o algo y les dispara ahora? Estoy muy asustada. Me cuesta respirar. Me estoy empezando a ahogar. Necesito más aire.
Yo: Silvia... no puedo respirar bien.



Abro los ojos. ¿Dónde estoy? Miro a mi alrededor y están todos de pie hablando. ¿Qué ha pasado?
Me levanto y veo que estamos en los camerinos. Me duele la cabeza. Me vuelvo a sentar.
Silvia: ¡Andrea! -me abrazó-.
Yo: ¿Qué ha pasado?
Silvia: ¡Eso quiero saber yo!
Yo: Dios, no chilles por favor -me puse las manos en la cabeza-.
Me dolía mucho tío.
Todos vinieron hacia mi. Se quedaron callados mirándome.
Yo: ¿Qué?
Dani: ¿Que te ha pasado?
Yo: ¿Ya habéis terminado el concierto?
Álvaro: Sí, hace más de media hora.
David: ¿Estás bien? -se sentó a mi lado-.
Yo: Sí, ¿pero que ha pasado?
Silvia: Me dijiste si había visto no se qué y de momento te caes en redondo.
Magí: En cuanto te vi tumbada en el suelo te entré para adentro y vinieron los de Cruz Roja y te dieron un poco de oxígeno y se fueron. Nos han recomendado que vayas al médico, te mareas muy a menudo y no es normal.
Dani: ¿Que habías visto algo? ¿El qué?
Dani cariño, podrías dejar el tema. Solo me preguntas por eso, no me preguntas ni como estoy ni nada.
Yo: Vi algo raro allí bajo, entre el público.
Magí se sentó a mi otro lado, ahora estaba entre Magí y David.
Magí: ¿Algo raro? ¿A qué te refieres?
Yo: Una persona, vestida de negro completamente y una careta blanca con una sonrisa maléfica.
Carlos: ¿Estás de coña?
Yo: Ojalá -suspiré-. Me asusté  y se lo estaba diciendo a Silvia para que avisara a Magí y a los de seguridad, pero veía esto una alucinación y volví a parpadear y ya no estaba.
Magí: ¿Desapareció?
Asentí.
Magí: Chicos, sentaros por favor.
Todos se sentaron en los sillones de allí.
Magí: No sé que está pasando, pero todo esto me aterra, MCA es mañana... vamos a tener que aplazarlo.
Blas: ¿¡Aplazarlo?! ¡No! Me niego -se levantó del sillón-.
Magí: Siéntate.
Álvaro: ¿Es necesario?
David: Yo no quiero decepcionar a nadie... estamos esperando esto mucho tiempo ¿y ahora se va a aplazar?
Magí: ¿De verdad queréis hacerlo?
Todos asintieron.
Magí: No, no lo voy a permitir.
Blas: Pero no queremos defraudar a nadie.
Magí: ¿Qué preferís? ¿Aplazar esto o esperar a que unos putos locos os disparen y se rompa el grupo? Porque yo sinceramente prefiero aplazarlo y hacerlo más adelante, hasta que todo esto se calme un poco, que volver a estar en el hospital con alguno de vosotros, pero esta vez más grave.
Dani: Vale. Se aplaza, ¿pero cuanto?
Magí: ¿Que os parece si de momento un mes?
Blas: Es demasiado, la mayoría tendrán instituto.
Silvia: Nosotras por ejemplo.
Magí: Lo hacemos el 13, 14, y 15 de septiembre, ¿que os parece?
Vaya, 15 de septiembre, mi cumpleaños.
Dani: Vale.
David: Vale...
Magí: ¿Todos de acuerdo?
Asintieron.
Magí: Pues voy a llamar a la organización que avisen a todos los inscritos, por email y teléfono. Recoged vuestras cosas que en veinte minutos o así nos vamos.
Pues nada, me he ido a comprar todo con prisas para nada, pero da igual, antes que nada está su seguridad.


Dani: ¿Como nos repartimos? En la furgo pueden ir siete.
Carlos: Vete tú con Andrea y Silvia con nosotros, intercambio.
Dani: Vale.
Está raro. Sé que le pasa algo. No me ha hablado casi nada. ¿He hecho algo? Creo que no. No quiero que se fastidien las cosas entre nosotros ahora que estamos bien, muy bien, pero no entiendo por que está así conmigo.
Subo al coche, conduzco yo, para algo es mío.
Dani: Baja, conduzco yo -dijo apoyado en mi puerta-.
Yo: No.
Dani: En serio Andrea, baja.
Yo: Es mi coche, conduzco yo.
Dani: ¿¡Te quieres bajar del puto coche?!
Paso de hablarle, está mal, alterado.
Bajo del coche y me monto en el lado del copiloto y él conduce camino a mi casa.

Estoy en la puerta de mi casa, subida en el coche. Durante el trayecto, que ha sido corto, no hemos hablado nada, lo que es nada.
Dani: ¿Dónde vas a dejar el coche?
Yo: Supongo que en el garaje.
Dani: Abre.
Saco el mando del garaje, le doy a un botón y se abre la puerta.
Lo aparcamos dentro. Salimos. Me da mis llaves. ¿Y ahora qué? ¿Se va a ir?
Yo: ¿Entras?
Dani: Vale.
Saco las llaves y abro la puerta. La casa está sola, muy sola. ¿Silvia no viene a dormir?
La llamo.
LLAMADA TELEFÓNICA.
Silvia: ¿Qué pasa Andrea?
Yo: ¿No vienes a dormir?
Silvia: Eso es lo que iba a decirte, que mientras estemos aquí me quedo en casa de Carlos, como está así un poco malo y eso...
Yo: Ah, vale.
Silvia: ¿Estás bien?
Yo: Supongo.
Silvia: Ya hablaremos, ahora descansa.
Yo: Buenas noches.
Colgué.
Uf... ¿estaba bien? No lo sé ni yo. Mi vida es como una montaña rusa, no para de subir y de bajar.
Yo: ¿Quieres algo de comer o algo?
Dani: No, gracias.
Yo: ¿Y de beber?
Dani: Tampoco.
¿Por qué estás tan seco tío? Ya empezamos a lo de antes.

NARRA DANI.
Estoy furioso, necesito pegar a alguien. A alguien no, a los hijos de puta que van detrás de nosotros. Tengo miedo pero no lo puedo mostrar, tengo que darle seguridad a Andrea. Sé que está más que asustada. Pobrecica tío, no ha hecho nada para estar en esta mierda de problemas, debería dejarla y que se fuera con otro chico. Un chico normal que no tuviera estos problemas, un chico normal que la pueda proteger de unos locos, un chico normal... y yo no lo soy. No me merece, se merece a alguien mejor, pero ¿podría dejarla? La quiero, la quiero de verdad. La amo. No se lo demuestro, soy un completo gilipollas con ella, la trato mal, sobre todo delante de mis amigos y ella no se lo merece, pero yo solo quiero mantenerla segura.
Estamos en su casa, sin saber que hacer. Los dos estamos incómodos.
Yo: ¿Prefieres que vayamos a descansar?
Andrea: Vale, ha sido un día muy duro.
Yo: Y agotador.
Me cogió la mano. El primer contacto que hemos tenido desde que volvimos de viaje.
Andrea: Vamos para arriba -me sonrió-.
Es increíble, esta chica sonríe hasta en lo peor, saca fuerza de donde no la hay, es demasiado fuerte.
Me quité la camiseta y los pantalones y los dejé encima de su escritorio, ella se puso un pijama y se recogió el pelo en un moño. Es preciosa, así sin más. Con un simple pijama y sin maquillaje. Es realmente preciosa.
Se tumba en la cama.
Andrea: ¿A qué esperas?
Cojo mi móvil y me tumbo a su lado. Dejo el móvil en la mesita de al lado.
Se giró y quedamos frente a frente.
Andrea: ¿En qué piensas?
Yo: En lo preciosa que eres.
Andrea: No, hay otra cosa. Algo que te está matando. Cuéntamelo.
Yo: No es nada.
Andrea: Dani, a mi no me lo ocultas, cuéntamelo, por favor.
Yo: Tengo miedo, ¿sabes?
Andrea: Todos lo tenemos.
Yo: Pero no por mi, si no por ti. Si te hicieran algo no me lo podría perdonar.
Andrea: No me van a hacer nada.
Yo: ¿Cómo lo sabes? Van a por nosotros.
Ella suspiró.
Yo: Esto es todo una locura. Unos locos nos quieren matar sin motivos. Solo hacemos música y nos quieren matar, nada tiene sentido. Y lo peor es que van también a por ti.
Andrea: Voy a estar bien si estoy a tu lado.
Yo: Si te lanzan una bala no te podría proteger.
Se quedó callada. Tengo razón.
Yo: Sólo podría ponerme en medio y que me diera a mi, eso sí, y tú estarías a salvo.
Andrea: Nunca hagas eso, ni lo digas, porque no va a pasar. Y basta, no quiero hablar más sobre este tema.
Se giró y quedó de espaldas a mi.
Yo: Buenas noches -le besé el hombro y le pase la mano por la cintura-.
No me respondió.

No puedo dormir. Andrea se ha dormido, yo no puedo. Estoy con el móvil. Magí nos ha dicho por el grupo de whatsapp que tenemos todos que ha aplazado todos los conciertos de aquí a dos semanas por seguridad. Necesito hablar con alguien, desahogarme. David es el indicado para estos casos. Le abro conversación.
CONVERSACIÓN POR WHATSAPP CON DAVID.
Yo: Bro, ¿estás despierto?
David: Yo siempre!
Yo: Tío, la estoy cagando...
David: ¿A que te refieres?
Yo: Con Andrea...
David: Porque?! Que ha pasado?!
Yo: No, nada, pero la estoy cagando tío...
David: Yo he hablado con ella y tio, te voy a contar esto pero quiero que prometas que no le dirás nada
Yo: Sabes q no voy a decir nada
David: Cuando coqueteas con tus blues
Yo: no coqueteo!
David: Bro, lo haces sin darte cuenta
Yo: Pero no es así
David: Con esas tonterías, aunque creas que no tonteas, ha ella le hacen daño y sabes que es débil. Yo le he preguntado si le molesta eso de que tengas a tantas chicas, dice que no, que lo entiende, que es parte de tu mundo, pero en realidad la matan por dentro.

















Yo: Se que no la valoro! Y eso es lo q más me jode
David: Valora los pequeños detalles, porq un día se irá de tu lado y eso será lo peor
Yo: Lo se y no quiero pensarlo
David: Tiene a muchos chicos detras, y más ahora que esta contigo, asi que lleva cuidado y tío, cuidala, que se lo merece
Yo: Pero que le pasó en el pasado? Esque aún no me lo han contado
David: Habladlo mañana mejor
Yo: Bueno vale, gracias por los consejos!
David: Para eso estamos :D
Yo: buenas noches hermano!
David: Nanit bro!
FIN CONVERSACIÓN.
Tiene razón, no la valoro, pero mañana ya voy a saber que le paso en el pasado que es tan importante.


NARRA ANDREA.
Abro los ojos y me giro. Dani sigue a mi lado, no se ha ido, menos mal.
Me levanto para irme a desayunar pero Dani me coge de la mano. Pensaba que estaba dormido.
Dani: ¿Dónde vas?
Yo: A desayunar.
Me dio un estirón y me tumbó encima de él.
Dani: Hoy toca desayuno de besos.
Y me empezó a besar. No lo entiendo, un día está bien, al otro mal, otro bien, dos mal.
Está sonando mi móvil.
Dani: Ignóralo.
Pero no puedo, ¿y si es algo importante?
Me levanto y voy a la mesita. Lo cojo. 'Mamá'. Vaya, que casualidad, justo ahora.
Yo: ¡Mamá! Dime.
Mamá: Qué, ¿cómo vais?
Yo: Pues bien, Silvia y yo vamos a desayunar ahora -mentí-.
Mamá: ¿A estas horas? Si son las once.
Yo: Ya, pero ayer tuvimos concierto y llegamos tarde y todo eso.
Mamá: ¿Como vas con Dani?
Yo: Bien, dentro de lo que cabe bien.
Mamá: ¿Seguro?
Yo: Que sí, mamá.
Mamá: Pues me alegro, pero te llamaba para decirte que quiero que volváis ya para Alicante.
¿QUÉ? ¿POR QUÉ? NO, NO ME VOY DE AQUÍ. NO VOY DEL LADO DE DANI.
Yo: ¿Por qué?
Mamá: Toca que esteis con nosotros un rato.
Yo: Pero mamá..
Mamá: Ni peros ni nada, Andrea. Ya os hemos dado bastante libertad, quiero que mañana esteis aquí, me da igual si es por la mañana o por la tarde, pero quiero que esteis aquí mañana.
Yo: Joder, vale.
Mamá: El vocabulario.
Yo: Que sí, puf.
Mamá: Ya hablamos.
Le colgué.
Joder tío, ¿ahora me tenía que ir?
Dani se sentó en el borde la cama.
Dani: ¿Quién era?
Yo: Mañana tengo que estar en Alicante.
Dani: ¿Qué? ¿Por qué?
Yo: No lo sé, mi madre quiere que estemos allí.
Dani: Joderrr... yo no puedo irme de Madrid.
Yo: ¿Por que?
Dani: La seguridad...
Yo: Puf.
Dani: ¿Cuanto te vas?
Yo: No lo sé.
Dani: Joder tío.



Estamos metiendo las maletas en el coche. Nos vamos no sé para cuanto tiempo, espero que no sea mucho, desde que estoy con Dani no hemos estado separados ni un día, va a ser muy duro, al igual que Silvia y Carlos. Puf.
FOTO DE INSTAGRAM:

Título: @DaniAuryn y yo no nos queremos separar...












Ahora viene lo duro. Las despedidas.


NARRA SILVIA.
Carlos: Hablamos todos los días, lo sabes.
Yo: Cuando puedas ven a Alicante, por favor.
Carlos: Lo intentaré.
Yo: Cuídate, lleva cuidado. No hagas movimientos muy bruscos que aún no estás bien.
Carlos: Sí.
Lo abracé.
Mi rubio se queda solo... como yo.

NARRA ANDREA.
Dani: Hablaremos...
Yo: Sí..
Dani: Adiós -me dio un beso-.
Un beso suave, con ternura.
No llores Andrea, por favor. Sé fuerte. No, no llores. Me repetía a mi misma, pero esto es muy duro.
Me subí al coche.
Yo: Adiós.
Pité con el coche y salimos camino a Alicante.
Que despedida más sosa. Ayer estuvimos super bien.
Dani: Te voy a comer.
Yo: No -le sonreí-.
Dani: Sí, sí.

















Yo: ¡No! -volví a reír-.
Empezó a darme pequeños mordisquitos por todo el cuerpo cosa que me hacían muchas cosquillas.
Andrea, vuelve a la realidad.


Acabamos de llegar a mi casa... ya en Alicante, lejos de los chicos, lejos de Dani. Puf.
Miro el móvil y....

domingo, 11 de agosto de 2013

Capítulo 33.

Entramos al pub y estaba todo lleno. Dios, que agobio, no me gusta sentirme tan agobiada, necesito aire.
Dani: ¡Tranquila, ahora vamos al reservado! -dijo al notar como estaba-.
La música sonaba muy alta, tanto que retumbaba todo, sin embargo, desde fuera no se oía nada, estaría insonorizada.
Pasamos por toda la gente y llegamos a una puerta que ponía 'Reservados'. Dani la abrió y habían dos guardias, muy grandes y corpulentos. Se chocaron las manos y se saludaros. Yo estaba ahí esperando a pasar para poder relajarme.
Guardia: Venga, pasad -y le sonrío a Dani-.
Él le devolvió la sonrisa.
Dani: Ya me conocen porque siempre que estoy aquí mis colegas y yo venimos.
Le sonreí para que supiera que le había escuchado. Pasamos por otra puerta y ya había bajado el sonido de la música y había menos gente. Estaba tranquilo, había música, pero más baja y suave, era un lugar en el que se podía hablar. Habían como pequeños cuadrados hechos con cintas, en plan, para separarlos, donde habían sillones blancos de cuero. Todos los pequeños cuadrados están ocupados. ¿Dónde nos vamos a sentar?
Dani: Ya están todos, solo faltábamos nosotros -me sonrió-.
Estoy nerviosa. ¿Les caeré bien a sus amigos? Espero que sí.
Andamos un poco hasta uno de los cuadrados pequeños y hay cuatro chicos y dos chicas. Una chica me resulta familiar, no sé por qué, me suena su cara muchísimo.
Al vernos todos se levantan y saludan a Dani con abrazos, se notan que llevan tiempo sin verlo. Dani me presenta y abrazo a todos, pero la chica esta que me resulta familiar ni se ha levantado, me mira mal. Sus amigos se llaman Adrián, pero dice que le llame Adri, que majo. Es muy simpático, moreno, ojos oscuros, la verdad es que es muy guapo. Luego está Joselu. Joselu es más o menos de la estatura de Dani, rubio con ojos oscuros, lleva el pelo a lo Bieber, dios, está muy bueno. ¡No Andrea! ¡Cancela! Miro a Dani. Sí, mi chico está mejor. Otro es Sergio. Sergio es muy blanco de piel, y tiene el pelo cobrizo, no ha hablado mucho, se le ve cortado. Y por último de los chicos está Antonio, que quiere que le llame Anto, pero no sé, mejor Antonio. Es mucho más alto que Dani, moreno, y se nota que hace deporte, está cuadrado. De las chicas solo se me ha presentado una, Carol. Carol es rubia, pero con algún destello moreno, tiene los ojos azules y la piel muy blanca. Por la forma que me ha hablado se nota que es pija. Pero bueno, no me quejo, yo soy pija, lo reconozco. Y quedaba la chica que seguía sentada en el sillón y no se levantaba, pues nada chica, si tú no te presentas yo menos. No te he echo nada. Nos sentamos en los sillones a hablar.
Adri: Venga, no seas sosa -le decía la chica-.
Antonio: Es verdad Inma, no te ha hecho nada.
¿¡¡INMA?!! ¡¿La ex que tanto se hablaba por tw?! ¿Que hace aquí?
Carol: Es verdad tía.
Se levanto y se puso delante de mi.
Inma: Soy Inma.
Yo: Andrea.
Se lo dije seca, osea no me iba a llevar bien con ella. No después de que al entrar me mirara de arriba a abajo y encima iba de chula, pues no.
Se volvió a sentar.
Dani no decía nada. Me estoy sintiendo incómoda.
Yo: Ahora vuelvo, voy a pedir algo.
Me levanté sin dejar tiempo para decir nada y fui a la barra que no estaba muy lejos.
¿Por qué todo me pasa a mi? ¿Por que nos tenemos que encontrar a su ex? Que he visto fotos y se notaba que estaba muy enamorados. Encima no sé por que me trata así, ¿que te he hecho? Necesito olvidarme de las cosas.
Me arrime a la barra y enseguida vino a atenderme un chico joven, moreno, guapo.
Camarero: ¿Que te pongo guapa?
Vi que llevaba un cartel por el pecho, ponía 'José'.
Yo: Pues... me pones un ron con cola.
José: ¡Marchando!
Se fue y me lo puso.
José: Aquí tienes guapa.
Yo: Gracias, José -le sonreí-.
Me estaba yendo pero oí que me llamó. Me hizo un seña para que fuera. Fui.
José: ¿Eres de aquí? No te he visto nunca.
Yo: No, he venido con -me interrumpieron-.
Dani: Andrea, ¿todo bien?
Yo: Em... sí.
José: Bueno guapa, te dejo que tengo que seguir trabajando -me guiño un ojo y se fue al otro lado de la barra-.
Dani: ¿Que ha sido eso? -dijo dándole un trago a mi bebida.
Yo: Nada -cogí la copa y nos fuimos de nuevo a los sillones-.
Anto: ¿Que pasaba?
Dani: Nada, que un gilipollas intentaba tontear con mi chica.
Yo: No es así, Dani.
Dani: Lo he visto con mis propios ojos.
Yo: El chico solo estaba intentando ser simpático, no exageres.
Dani: ¿Que no exagere? ¡Quería tocar lo que es mío!
Yo: No me grites.
Dani: ¡Es que no te das cuenta de que solo quería follarte!
Yo: No me grites. Y no es así.
Dani: ¿¡Que no te grite?!
¿Que le pasa? ¿Por qué me trata así? Sea por lo que sea, no lo voy a permitir.
Me levanto, cojo mi copa y mi bolso y me voy por una puerta que pone 'VIP'. No sé lo que habrá allí, pero no quiero estar ahí, me está dejando en ridículo delante de todos, que eso es lo que menos, pero no voy a permitir que me chille. Mi madre me dijo 'nunca permitas que un hombre te chille, o si no le darás motivos para subir su ego sobre ti'. Y eso voy a hacer, no se lo voy a permitir. Abro la puerta y hay una pequeña cama. La habitación tiene barra propia, aseo. Es como si fuera una habitación de hotel de lujo. La mejor habitación que podría tener un hotel. También hay sillones. Me siento en uno. ¿Que hago aquí? Por un momento me siento perdida. Quiero irme a casa. ¿A quién le importo ahora? Se abre la puerta. Si es Dani ya se puede estar yendo, no quiero hablar con él, no ahora. Pero para mi sorpresa es Joselu. El amigo más guapo de Dani.
Joselu: ¿Se puede?
Yo: Sí, pasa.
Se sentó a mi lado.
Joselu: No le hagas caso.
Que irónico. A veces las palabras duelen más que un guantazo.
Joselu: Hace todo eso porque te quiere.
Yo: Pero no se da cuenta de que así la caga y me hace daño.
Joselu: No le tengas esas cosas en cuenta... en realidad no quiere decir eso.
Yo: ¿Entonces por qué lo hace? Necesito una explicación. ¿He hecho algo mal? ¿Le he faltado el respeto? No... entonces no sé porque lo hace.
Joselu: A nosotros también nos lo hace, pero ya no se lo tenemos en cuenta. Está intentando cambiar. Cambiar sus bruscos cambios de humor. Pero no es fácil.
Yo: Ya lo sé... pero a mi nunca me había tratado así.
Joselu: Tranquila, no se lo tengas en cuenta, quédate con los momentos felices -me sonrió-.
Tocaron a la puerta. Era Dani.
Joselu: Me voy -me dio un beso en la mejilla-. Y ya sabes -me susurró al oído-.
Se fue y le tocó la espalda a Dani.
Dani se sentó a mi lado.
Dani: Lo siento.
¿Se cree que con un lo siento va a arreglar todo? No, esta vez no. En las otras peleas le perdoné porque en parte la culpa también era mía, ¿pero ahora? Ahora no había hecho nada, no me lo merezco.
Me cogió la mano.
Dani: De verdad, Andrea. Lo siento.
Volví a beber mi bebida.
Dani me rozaba con el dedo todo el brazo, de arriba a abajo. Me ponía la piel de gallina. Me temblaba el pulso. Me ponía muy nerviosa. Sé donde quiere llegar y no. No se van a arreglar así las cosas. Me levanté y me terminé la copa. Fui a la barra a servirme otra. Se acercó a mi. Nuestros cuerpos rozaron. Lentamente pone sus manos en mi cintura.
Dani: Lo siento...
Su dulce tacto hace que se me ponga de nuevo la piel de gallina y sienta escalofríos desde mi espina dorsal hasta los dedos de los pies. Lentamente hace que me de la vuelta sin darme tiempo a coger ninguna copa. Nuestros ojos quedan a simple vista. Miro en sus ojos azules pero instintivamente mi mirada se va hacia sus labios. No Andrea, no. Te ha faltado el respeto. Ahora sus labios están rosados y brillantes tras haberse pasado la lengua por ellos. ¿Cómo no besar los? La luz la esta habitación VIP daba completamente a su cara. Ahora mirándome con ganas de que le perdone, y también con deseo. No podía parar de mirar sus labios a pesar de estar muy enfadada. Mis ganas de besar lo aumentan por momentos. Hacia calor. Mucha calor. Nosotros cada vez nos pegábamos más y más. Me atraía hacia su cuerpo acorralándome en su torso de dios griego. Mis manos no paraban quietas y se pusieron el propósito de tocarle. Las metí debajo de su camiseta y empecé a tocar su bien formada tableta. Sus duros abdominales. Y mientras tanto él me besaba el cuello. Mi enfado se había ido. Suspiros eran lo único que salían de mi boca. Calor. Mucha calor. Sube la temperatura. Sus labios se ponen en contacto con la piel de mi cuello, de nuevo. Escalofríos. Suelto un leve gemido y él sonríe mientras sigue besando mi cuello. ¿Cómo es capaz de hacer que mi enfado se vaya en menos de un minuto? Mis manos se dirigen a su pelo. Allí se pierden y hacen que su cabeza este a la altura de la mía. Su boca y la mía piden que estén juntas de una maldita vez. Busco en su mirada algo. Pero me desespero. No aguanto más. Mis labios caen en los suyos. Los devoran. Los anhelan. él me da permiso para indagar su boca. Nuestras lenguas batallan por tener el control. Nadie gana. Somos dos en uno. Mis manos huyen hacia su cuello y las de él bajan lentamente hasta dejarlas en mis caderas y hace que me quede completamente pegada a él. Siento su erección. Y sonrió para mi misma. Él se da cuenta de mi reacción y me acerca más a el bulto que tiene en medio de los pantalones. Paro el beso. Le pongo fin, pero no por mucho tiempo. Mis labios recorren ahora su cuello y llegan a su odio hasta que, después de darle un pequeño mordisquito y susurrarle 'te quiero solo para mi, solo mío'. Eso lo habré dicho por la rabia que tengo de que Inma esté aquí. Me separo lentamente de él, lo cojo de la camisa y lo tiro en la cama. Todo para mi. Listo para mi. Y para el momento que se nos viene. Me siento en sus piernas y empiezo a quitarle la camiseta mientras él no deja de devorarme el cuello. Creo que me ha hecho un chupetón, pero ahora no me importa. Y llegamos a nuestro destino. Mis manos ahora descansan sobre su cinturón y lentamente se lo quito. Su respiración ahora está más que agitada, al igual que la mía. Sus ojos arden de pasión y lujuria. Sabe que lo he perdonado. Sus besos en mi cuello aumentan de intensidad y necesito notarlo dentro de mi. Él no aguanta más, me lo dice con su mirada. Me da la vuelta. Ahora quién tiene el control es él. Está encima mía. Estoy atrapada. Siento como se baja los pantalones y los calzoncillos a la par. Oh dios. Sus ojos brillan. Él sonrió al ver mi cara de sorpresa a causa de su enorme miembro. Sus manos recorren ahora todo mi cuerpo. Soy suya. Suben por mis brazos. Bajan por mis caderas. Van en todas direcciones posibles. Ahora juegan con la cremallera de mi pantalón que me lo quita lentamente y deja a la vista mi ropa interior. Sus ojos escanean mi cuerpo. Mi figura. Me come con la mirada. Estoy ansiosa por sentirlo dentro de mi. Me quita la camiseta y retira las asas de mi sujetador bajando lentamente por mis brazos. Sus manos vagan por mi espalda buscando para desabrocharme el sujetador. Pero antes de que el siga, me lo quito yo. Dejando mis pechos a su libre mirada. Sus pupilas se dilatan. Su sube encima mío. La cama se hunde. Con un gesto me rompe las braguitas que llevo puestas y me penetra. Una, dos, tres veces. Pierdo el sentido. Cuatro, cinco, seis. Solo puedo escuchar gemidos. Siete, ocho, nueve. Se está tan bien. El profundiza más, haciendo que mi placer aumente por momentos. Poco a poco aumenta el ritmo, mientras que sus manos ahora están en mis caderas ayudándose para que él se pueda empalar mejor en mi. Sube la velocidad y arqueo la espalda. Él gruñe. Sé que le gusta. Cada vez me penetra más y más hasta que los dos juntos llegamos al clímax.
Dani: Vamos, vístete.
Corriendo nos vestimos antes de que pueda entrar nadie. Nos arreglamos y salimos de nuevo a los sillones.
Ya no estoy enfadada. Pero sigo pensando que el camarero, José, solo quería ser simpático.
Nos sentamos de nuevo en los sillones. Ah. Estoy dolorida. Me ha penetrado con tanta intensidad. Supongo que es su manera de que los problemas se vayan.
Sergio: Llegáis a tiempo. Estábamos hablando de que vamos a hacer cuando se acaben las vacaciones.
Oh no.
Inma: Sí, vosotros os separaréis, ¿no?
Dani la fulminó con la mirada.
Dani: Eso no es asunto tuyo.
Adrián: Y tú Andrea, ¿que vas a hacer?
Ellos ya habrán terminado de estudiar ya que Dani me saca a mi cuatro años.
Yo: Pues tengo que volver a Alicante a terminar bachiller, que sólo me queda un año y ya iré a la universidad de Madrid a estudiar.
Joselu: ¿Qué quieres estudiar?
Yo: Pues aún no lo tengo muy claro, pero quiero ser o periodista o psicóloga.
Psicóloga, que irónico. No sé arreglar mis propios problemas y sin embargo quiero ayudar a los demás.
Sergio: Eso está bien.
Yo: ¿Y vosotros que vais a hacer?


Hemos vuelto a la sala normal, hemos dejado los 'reservados' y estamos bailando al ritmo de la música. Dani y yo no paramos de bailar y reír. Hemos vuelto a estar bien, como antes. La música sigue igual de alta, pero ya me da igual porque ahora no me molesta. Puede ser porque he bebido bastante. Solo bailo con Dani y con los chicos porque con las chicas no he hecho muchas migas.


Adrián: ¡No tardes en volver a venir a vernos!
Antonio: Eso, que te echamos de menos.
Sergio: Encantados Andrea, cuando quieras estamos aquí, ya sabes.
Joselu: Bueno guapa, ya sabes -me sonrió-.
Abracé a todos y nos fuimos para su casa andando.
Me duelen los pies y veo todo un poco borroso.
Dani: ¿Estás bien?
Yo: Sí, tranquilo.
Me falló la rodilla y me caí. De morros. Me dio risa y empecé a reírme yo sola tumbada en el suelo.
Dani: ¿Andrea? -dijo riéndose-.
Estaba flipando. Hasta yo flipaba.
Me quedé tumbada mirando al cielo. Que ostia me he metido tío. Volví a reírme.
Dani: Anda levanta.
Me cogió de la mano y me levantó. Con los tacones me costaba andar así que me los quité e iba andando descalza por mitad del pueblo, total, estábamos apunto de llegar.
Yo: ¡AAAH!
Dani: ¿¡Qué pasa?!
Yo: Ah, el pie.
Dani: Siéntate.
Me senté y me subió el pie.
Dani: Menuda raja llevas.
Yo: Me duele.
Dani: Ven anda, que queda poco.
Me cogió como las princesas y andamos hasta su casa.
Llegamos en nada y me llevó al aseo que estaba en su habitación. Me sentó en el váter.
Dani: Espera aquí.
Se fue y volvió con un maletín de primeros auxilios. Se sentó en una silla y me subió el pie, se lo puso en la rodilla.
Dani: Esto te va a escocer un poco.
Asentí con la cabeza.
Me echó agua oxigenada. Dios como escuece.
Yo: ¡Sopla, sopla!
Me soplo y me relajé un poco. Me puso algo más, no sé el qué, y me vendó el pie.
Dani: Si sigue mal tendremos que ir al médico.
Yo: Vale.
Dani: Ahora, a dormir.
Fui a la maleta y cogí un pantalón corto de chándal y una camiseta básica. Me lo puse y me tumbé en la cama de Dani.
Dani vino en seguida con un pantalón de pijama, sin camiseta. Madre mía, que abdominales tío.
Se tumbó a mi lado, estábamos un poco pegados.
Si giró y quedamos frente a frente.
Dani: Siento que sea un poco estrecha, normalmente duermo yo solo.
Yo: No pasa nada, contra más juntos mejor, ¿no?
Dani: -sonrío- Sí.
Le sonreí.
Dani: Oye, que lo siento por lo del pub...
Yo: Nada, todo olvidado.
Dani: Buenas noches cariño -me dio un beso-.
Yo: Buenas noches -le sonreí y me giré-.
Ahora le daba la espalda. Me pasó el brazo por la cintura y me pegué a él. Me encanta estar entre sus brazos, es uno de los pocos lugares donde me siento segura.



Nos hemos despedido de su madre y vamos a Madrid, a Carlos le dan el alta y MCA es en dos días. Tengo poca ropa en mi casa de aquí, así que tengo que ir a comprarme cosas para MCA. Estamos casi entrando a Madrid.
Dani: Escucha, que mañana hay concierto y al otro es MCA. ¿Vais a venir con nosotros?
Yo: No lo sé, tengo que hablar con Silvia.
Dani: Me refiero a MCA, si vais a subir con nosotros o con el bus.
Yo: Supongo que con el bus.
Dani: Sabes que si quieres podéis venir con nosotros.
Yo: No, da igual. Y quería hablarte sobre una cosa de MCA.
Dani: Dime.
Yo: Quiero que allí tú seas mi ídolo, no mi novio. Quiero que disfrutes con las demás, yo ya te tengo el resto del tiempo.
Dani: -suspiró-.
Yo: Te lo digo en serio.
Dani: Vale, pero tampoco me ignores.
Yo: No -le sonreí-.


Estamos en el hospital esperando a que salga Carlos. Hemos saludado a todos y ya hemos ido a casa de Dani a dejar sus cosas y a la mía a dejar las mías.
Silvia: Me tienes que contar todo lo que ha pasado en el viaje.
Yo: Sólo han sido dos noches fueras, no hay mucho que contar.
Silvia: ¿Y las muletas?
Dani me dejó unas muletas porque no podía andar bien por el corte.
Yo: Un pequeño incidente con un cristal -sonreí-. ¿Y Carlos qué?
Silvia: Pues ya está bien, pero le han dicho que no debe hacer muchos esfuerzos.
Yo: Menos mal.
Silvia: Pues sí -me sonrió-.
Salió Carlos y corriendo fui a abrazarle.
Carlos: ¡No sabía que ibais a estar aquí! -abrazó a Dani-.
Dani: Pues ya ves, aquí estamos -le sonrió-.
Magí: Chicos, esta noche concierto. Carlos, descansa hasta entonces. Y lo mismo a los demás.
Carlos: Vale.
Nos despedimos y Dani me llevó a mi casa.
Me paró en la puerta.
Yo: Descansa, ya hablamos, ¿vale?
Me agaché y le di un pico.
Dani: Adiós preciosa.
Y se fue.
Entré a mi casa y Silvia aún no había llegado. Supongo que se quedará en el piso de Carlos para ayudarle o algo.
Tengo que irme de compras... pero si Dani va a descansar y Silvia está con Carlos... ¡ya lo tengo! ¡Con David! Con David siempre he tenido confianza y sé que seguro que le apetecerá.
Lo llamé.
LLAMADA TELEFÓNICA.
Yo: ¡Feo!
David: ¡Preciosa!
Yo: ¿Qué haces ésta tarde?
David: Pues supongo que nada, hasta que nos recojan para ir al concierto... sobre las ocho o nueve.
Yo: ¿Me acompañas a comprarme ropa?
David: ¡Claro! ¿A qué hora?
Yo: Si quieres vamos a comer por ahí y eso.
David: ¡Perfecto! Mándame tu dirección por wa y en diez minutos estoy allí.
Yo: Vale, hasta ahora.
Colgué.
Me tengo que cambiar, que voy en chándal y para ir de compras.. como que no.
Me puse esto.















Oí que un coche pitaba. Me asomé a la puerta y era David.
Le hice una seña diciéndole que ya iba. Cogí la tarjeta, móvil, dinero y listo.
Subí en el sitio del copiloto.
Yo: Buenas -le di un beso en la mejilla-.
David: Tan guapa como siempre -me sonrió-. Bueno, tú dirás, ¿a donde quieres ir a comer?
Yo: Donde tu digas -le sonreí-.
David: Vamos al centro comercial de aquí al lado que hay muchos restaurantes y como están las tiendas al lado.
Yo: ¡Perfecto!
David: Pues allí vamos -me sonrió-.
Y nos dirigimos hacia allí.
Llegamos al centro comercial.
David: ¿Foto?
Yo: ¡Claro! -le sonreí-.
David: Lista.
La subió a instagram porque enseguida me salió:

Título: De compras con la fea de @AndreaVarea_. ¡Guapa que eres!




Le comenté: 'tú'





Y guardamos los móviles.
David: Bueno, ahora toca elegir donde comer.
Me quedé mirando alrededor.
Yo: ¿Chino?
David: ¡Vale! -me sonrió-.




Hemos terminado de comer, David se ha empeñado en pagar él. Ahora vamos haber tiendas.

Hemos entrado en todas y me he comprado muchísimas cosas. Hemos visto una tienda de Disney. A David le encantan estas cosas, que yo lo sé, así que entramos. Dios, me encantan, hay Mike's, el muñeco verde de Mounstrous S.A, también hay minions, me encantan los minions. Quiero uno. Damos una vuelta más y al final hemos comprado, yo dos minions y David ha comprado dos sudaderas iguales de Mounstrous S.A, una para él y otra para mi.
Son casi las siete de la tarde, se nos ha pasado el tiempo volando. Me lleva a mi casa.
Yo: Luego nos vemos -le sonreí-.
David: Claro, adiós guapa -me sonrió-.
Se fue.
Entré a mi casa y seguía sola.
Subí a mi habitación y revisé todo lo que me había comprado: Dos gorras, cuatro pantalones, siete camisetas, los minions, un montón de pintauñas y dos bikinis. Me había comprado un montón de cosas... ¡ah, y le he comprado una gorra de Obey a Dani! Nunca me olvido de mi chico. La gorra estaba envuelta. Le hice una foto y la subí a Instagram. Le puse de título: Regalito para mi niño.
Me probé la sudadera que me regaló David. Me encanta.
Subí foto:


Título: @DavidAuryn gracias por la sudadera que me has regalado, ¡me encanta!








Y guardé el móvil porque me fui para la ducha para prepararme para el concierto.


Silvia y yo vamos de camino al concierto. La he recogido en casa de Carlos porque los chicos ya se han ido hace tiempo. Llevo estoy puesto:

















Y Silvia esto:

















Hemos llegado a donde el concierto. Silvia me ha dicho que Carlos le ha dicho que entráramos por la entrada trasera. Está lleno de auryners y no paran de chillarnos.
'¡Andrea! ¡Silvia! ¡Una foto por favor!' '¡Os queremos! '¡AAAAHHH!'.
Esto es una locura.
En seguida vienen los guardias y nos abren y entramos adentro. Hay una valla y podemos estar tranquilas.
Guardia: Vosotras debéis de ser Andrea y Silvia.
Silvia: Sí, somos nosotras.
Guardia: Vale, los chicos están adentro, si necesitáis cualquier cosa estoy por aquí.
Yo: Vale, gracias.
Cierro el coche. Desde fuera nos siguen pidiendo una foto.
Yo: ¿Salimos?
Silvia: Es peligroso.
Yo: ¿Que va a pasar? Anda vamos.
La cogí del brazo y salimos a fuera.
Enseguida vinieron todas encima nuestra.
Yo: ¡Haber, tranquilas, nos vamos a hacer fotos con las que queráis, pero por favor, hacer espacio!
En seguida se hicieron para atrás y nos sentamos en un banco. Muchas nos pedían autógrafos... no me gusta darlos, ¿por qué que he hecho para ser famosa? ¡Nada! Solo estoy saliendo con el chico que me gusta. Y creo que ha Silvia le pasa lo mismo.
Vino una niña pequeña. Dios, que mona. Me encanta.
Yo: Hola cariño. ¿Cómo te llamas?
'Andea'.
Yo: ¡Cómo yo! Ven, vamos a hacernos una foto -le sonreí-.
La cogí en brazos y pedí que nos hicieran la foto con mi móvil. Tenía unos mofletes gigantes, que mona.
Iba con su hermana, más mayor, nos hicimos la foto también con ella.
Yo: Adiós cariño.
Andrea: Adio buapa.
Que preciosidad por favor.
Queda como media hora para que empiece el concierto.
Yo: Chicas, queda poco para que empiece el concierto, deberíais de ir a la cola, empezarán a pasar lo de los números.
Todas se fueron yendo poco a poco y nosotras volvimos a entrar a dentro.
Entramos y Silvia se fue con Carlos y Dani en seguida vino hacia mi.
Dani: ¿Dónde narices estabais?
Yo: Fuera, haciéndonos fotos.
Dani: -me abrazó-. Pensábamos que os había pasado algo.
Yo: ¿De qué estáis hablando?
Carlos: Mejor venid a ver esto.
Fuimos y nos enseñaron una nota:
'Tened cuidado con vuestras chicas, vamos a acabar con todos y cada uno de vosotros, poco a poco, iréis sufriendo. El primero ha sido Carlos, ¿quién será el siguiente?'.
¿QUÉ? No, que miedo, joder. No.
Álvaro: Magí ha aumentado la seguridad. Hoy han revisado todo.
Yo: Pero... ¿tenéis una idea de quién puedo ser?
Blas: No tenemos ni idea, eso es lo peor.
Carlos: Pero a partir de ahora la seguridad va a ser lo más importante.
Me quedé en shock. ¿Por qué les quieren hacer daño?
Apareció Magí, estaba hablando por teléfono.
Magí: Nada, ya las hemos encontrado, están aquí. Sí, vigilad todas las entradas y salidas. Mantén me informado.
Nos abrazó a las dos.
Magí: Chicos, salimos en diez minutos. ¡Preparaos!
Se fueron a cambiarse y todo. Nosotras fuimos al escenario. A un lado y nos quedamos allí.
Enseguida salieron los chicos y empezaron a cantar.
Yo no estaba tranquila. No paraba de mirar a los alrededores. Habían guardias por todos los lados. Me quedé viendo al público como disfrutaba del concierto. De las voces de los chicos. Pero mi vista se paró en una persona.




jueves, 8 de agosto de 2013

Capítulo 32.

NARRA ANDREA.
Venga Dani cariño, suéltalo ya, me estás poniendo nerviosa.
Dani: Pues me gusta ir en moto por la velocidad. Me gusta la velocidad.
¿Por qué?
Dani: Porque hace que me olvide de la realidad, por un minuto estoy yo solo, sin insultos ni gente que me joda.
Vaya, había respondido sin yo preguntarle, como si me hubiera leído la mente. Pero eso no es importante, le gusta porque se va de la realidad, pero ¿por qué quería irse de la realidad? Su vida está muy bien, fama, dinero, amigos, novia.
Yo: A mi también me gusta estar sola.
Dani: Pero lo mío es diferente, es una forma de desahogarme, de sentirme libre.
No le entiendo.
Dani: Nadie me entiende sobre este tema. Soy raro.
Yo: No eres raro, eres único.
Dani: Gracias.
Le sonreí.
Dani: ¿Quieres saber otra cosa?
Asentí con la cabeza.
Dani: Eres la primera chica que sube detrás, en mi moto.
Yo: Me alegra saber eso -sonreí orgullosamente-.
Dani: Aquí, justo a este sitio, venía cuando me enfadaba con alguien.
Yo: ¿Sí?
Dani: Sí, me gustaba venir aquí a relajarme. Bueno me gusta.
Parece nostálgico, se nota que echa de menos estar siempre aquí, pero eso es lo que tiene el mundo de la fama. Bueno, yo también echo de menos mi casa de Alicante, pero al menos estoy en mi casa, aunque fuera en Madrid.
Dani: Aveces echo de menos eso de ser normal.
Yo: ¿Quieres volver aquí y no seguir con la música?
Negó con la cabeza.
Yo: Pues a partir de ahora esta es tu nueva normalidad, ves acostumbrándote a esto.
Dani: Tú también.
Yo: No, yo no. Yo no he hecho nada para ser famosa ni nada.
Dani: Acostúmbrate y punto.
Oh, don-haz-lo-que -te-digo ha vuelto.
Me senté entre sus piernas y nos quedamos mirando al horizonte que había por delante, se estaba tintando ya de naranja, serían sobre las ocho de la noche o así.
Yo: ¿Que ves en el futuro?
Dani: A ti -dijo sin pensar-.
Yo: -sonreí-. Me refiero a nuestra relación... ¿crees que va a ir todo bien?
Dani: Sí.
Yo: Sabes que tengo que volver a Alicante a acabar mis estudios, sólo me queda un año allí y luego me vendré aquí, a la universidad de aquí.
Dani: Lo sé.
Yo: Un año separados, va a ser difícil
Dani: No te preocupes en el futuro, cuando llegue, llegará, ahora vive el presente.
Bueno consejo, rubio.
Dani se puso de pie.
Dani: ¿Alguna vez has conducido una moto?
Yo: No.
Dani: Otra primera vez conmigo.
Vaya, se refería al tema de mi virginidad. No, no hagas eso, no me gustan los chistes malos sobre esos temas.
Dani: Es broma -dijo al notar mi reacción-. Ven.
Me cogió de la mano y fuimos al lado de la moto.
(Poned esta canción mientras leéis esta parte, cuando os diga cerrarla y seguid leyendo).
http://www.youtube.com/watch?v=vpwgirxsp-s
Me apoyé en la moto y me cogió de la cintura.
Dani: Tú eres la única que hace que se me pare el mundo.
Yo: Has sacado tu lado romántico, no sabía que lo tenías -dije riendo y bromeado-.
Dani: Oh, ¿me estás desafiando?
Yo: Puede ser.
Me cogió la cara y me besó. Un beso lento, suave, todo lleno de sentimientos. Me separé, le miré a los ojos. Él también me estaba mirando.  ¿Cómo le puedo querer tanto? Me prometí no enamorarme y miradme, enamorada de un chico famoso el cuál tiene a más de cincuenta mil chicas detrás y sin embargo, me elige a mi, me quiere a mi, con todos mis defectos y virtudes. Bueno, virtudes no, con todos mis defectos. No voy a poder estar separada de él. No quiero pensar en el futuro, me da miedo porque no sé que va a pasar. Sin embargo, el destino ya tiene un camino elegido para mi. Quiero saber que va a pasar, lo necesito, pero... imaginad que os dan un libro contando vuestra vida y os dan la opción de leer el final, vuestro final, ¿lo haríais? Yo no, prefiero esperad aunque ahora necesite saber donde va mi relación, dónde voy a acabar, pero la vida me dará sorpresas, alegrías y sobre todo momentos malos, pero soy fuerte, soy más fuerte que todo, podré superar todo, juntos superaros cualquier obstáculo que se nos ponga en el camino. Porque juntos somos como un tornado. Sin embargo, ¿qué somos por separados? Él, él es como un tren, tan fuerte y valiente, sin embargo yo, yo sin él no soy nada, soy una hoja de un árbol la cual, con un poco de viento, se va, se vuela, desaparece.
Dani: Ey, ¿qué pasa? -dijo mientras me caía una lágrima que no me di cuenta de que me cayó-.
No puedo perderle, no quiero separarme de él nunca.
Le abracé y me rodeo con los brazos.
Yo: No quiero separarme de ti nunca.
Dani: Siempre voy a estar aquí, siempre.
Yo: Esos decís todos.
Marcos: Andrea, tú y yo, mejores amigos, para siempre. Siempre voy a estar a tu lado, siempre te voy a apoyar.
Yo: Te necesito a mi lado, tú apoyo no me lo da nadie.
Marcos: Me tendrás -me abrazó muy fuerte-.
Sacó su móvil y nos hicimos una foto. La vi, que feliz soy, no me hace falta nadie más, con mi mejor amigo estoy bien. Mi mejor amigo, siempre va a estar a mi lado, somos uña y carne.
Dani: Me tienes que contar que te hicieron en el pasado.
Yo: Lo haré.
Subimos a la moto y salimos a toda velocidad de allí, dejando allí las confesiones y los secretos revelados.
Me iban saliendo las lágrimas durante todo el camino. No quiero contarle lo del pasado, porque lo del pasado es pasado, no quiero volver a revivir esos tiempos, no quiero, pero él me ha confesado tantas cosas, que yo debería también de contarle cosas, se lo merece, me está tratando muy bien. Quitando las peleas, pero los dos somos de un carácter muy fuerte y es lo que pasa. Pero lo dicho, juntos, podremos con todo.
(Parad música).


Hemos cenado, vamos a salir a dar una vuelta. Dani me va quiere presentar a todos sus amigos de allí, aunque la mayoría se han ido mudando a Madrid, pero tampoco los conozco.
He salido de la ducha y voy en ropa interior, no sé que ponerme. Dani va en calzoncillos por la habitación.
Yo: No sé que ponerme -dije delante de la maleta con toda la ropa tirada por la cama-.
Dani: Con lo que sea estás preciosa -me besó el hombro-.
Yo: No me diga eso, necesito que eligas algo, necesito tu ayuda.
Dani: Vale, haber.
Se puso a mirar toda la ropa.
Dani: Es que me gusta todo, todo te queda perfecto.
Yo: No seas pelota y elige algo.
Dani: Vale, vale.
Volvió a mirar a toda la ropa.
Dani: Es que no sé...
Yo: Mira, déjalo, me pongo lo que sea, tira a arreglarte que tardas más que yo.
Dani: Vale doña mandona -me sacó la lengua-.
No Dani, no hagas eso, y menos en calzoncillos que se me va la vista y no.
Yo: Venga, tira para el aseo.
Se fue riendo.
Que tonto. Mi tonto. Bueno, dejémoslo, concéntrate Andrea, ¿qué te vas a poner? Es para conocer a sus amigos. Tiene que ser algo impresionante, pero sin ser muy arreglado ni explosivo. Haber... este no... este tampoco... ¡vale, éste! Perfecto.
Me lo pongo:












Vamos a tomar algo, tampoco me voy a arreglar tanto.
Entro al aseo y Dani va con una camiseta negra básica con el cuello bajo y unos pantalones piratas por la rodilla.
Yo: ¿Así voy bien?
Dani: Mejor que eso.
Yo: No me eres útil para la ropa.
Dani: No es mi culpa que seas perfecta.
Yo: Pelota.
Dani: No, es la verdad.
Yo: Hazte para allá anda -le di un empujón con la cadera-.
Dani: Me sé de una que hoy está guerrera -me di con la cadera-.
Yo: Me sé de uno que hoy quiere guerra -le di otra vez con la cadera-.
Sonrió y negó con la cabeza.
Me puse un poco de sombra, rimen y brillo de labios y lista. Bueno, me falta la colonia. Salgo a buscarla que está en la maleta y voy al aseo. Dani está echándose su colonia. Sí, sí. One million. Dios, no, esa olor no. Me muero, me encanta esa olor. Dani siempre huele a One million y... a Dani. Pero ahora huele más. Que me da algo. Quiero empotrarlo contra la pared y darle besos hasta arrancarle los labios.
Dani: ¿Qué?
Yo: ¿Qué?
Dani: Estás empanada.
Yo: Estaba pensando en las ganas que tengo de empotrarte contra la pared.
¡Alaaaaaaaaaaaa! ¿¡Cómo había dicho eso?! Dios, que vergüenza, no, no lo he dicho. Sí amiga, sí lo has dicho.
Dani: Vaya.
Yo: Eh, no quería decir eso.
Estaré roja como un tomate.
Dani: Para tu información yo tengo de arrancarte la ropa y tirarte sobre mi cama, pero no podemos, hemos quedado, así que date prisa -dijo mientras salía del aseo-.
Oh. Quería quitarme toda la ropa y tirarme en su cama. Sonreí tímidamente. Que salvaje mi rubio.
Me eché colonia y salí fuera. Dani estaba tumbado en su cama con los codos apoyados. Cogí mi bolso con todo lo necesario dentro.
Yo: ¿Vamos?
Dani está empanado, bien *ironía*.
Yo: Andrea llamando a Dani. ¡Vuelve!
Dani: Sí, sí, vamos.
Se levantó deprisa y bajamos abajo.
Sus padres no estaban. Los busqué por los alrededores.
Dani: Son las once de la noche, mis padre se acuestan pronto.
Él y su manía de responder a las preguntas que pienso y no formulo.
Hemos quedado a las doce, pero no sé porque bajamos tan pronto.
Se han ido todos, solo quedan Ale y Javi en el salón.
Ale: ¡Os estábamos esperando!
Em... ¿para qué? Más sorpresas no, por favor. Hoy ha sido un día muy... ¿interesante?
Ale: Te robo un momento a mi hermano -me sonrió y se fueron Dani y ella de nuestras vistas-.
Me senté al lado de Javi y empezamos a hablar sobre cosas de su boda, estaba muy emocionado.

NARRA DANI.
Nos íbamos a ir ya pero Ale me ha pillado por sorpresa, quiere hablar conmigo. No tengo ni idea de qué será, pero lo que sea deprisa que hemos quedado.
Nos hemos sentado en la cocina mientras que Andrea y Javi hablan de cosas que no puedo oír.
Yo: Tú dirás.
Ale: Dani, conmigo baja los humos, no te me pongas chulo.
Yo: No lo estoy. Dime.
Ale: ¿De verdad la quieres?
Yo: ¿A qué te refieres?
Ale: Conmigo no te hagas el tonto Dani, soy tu hermana, te conozco muy bien.
Yo: Sí.
Ale: ¿Sí que?
Yo: Que sí que la quiero.
Ale: Claro, ¿cómo ha Inma, no?
Yo: ¿¡Por qué coño la sacas ahora?!
Ale: Me dijiste lo mismo sobre ella, tuvimos una conversación parecida a la de ahora ¿no te acuerdas?

Ale: ¿De verdad la quieres?
Yo: Claro, está buenísima, me la tiraba.
Ale: Dani tío, no me digas eso. La quieres sí o no.
Yo: Que sí Ale, que sí.
Ale: Es mi mejor amiga, cómo le hagas daño la vamos a tener.
Inma es la mejor amiga de mi hermana, hemos empezado a salir, sólo nos hemos liado, pero tiene un buen polvazo, al igual que la mayoría de las amigas de mi hermana, están todas que flipas.

Yo: Ale, sabes que esos eran otros tiempos, he cambiado.
Ale: ¿Desde cuando? Que yo sepa tú eres de liarte y si eso un polvo y punto.
Yo: Cambié hace tiempo.
Ale: ¿'Hace tiempo' cuánto es? ¿Hace un par de semanas? ¿Desde que conociste a Andrea?
Yo: A Andrea la conozco más de dos años, es mi auryner.
He cambiado, antes, cuando tenía diecisiete años y esa época si que era de liarme con todas y tirármelas, bueno que tampoco me he tirado aquí a una docena, me he tirado con las que me gustaban un poco, pero yo no era de relaciones hasta que un día, en un firma, vi a Andrea y supe que no quería seguir con eso, quería una relación, con ella.
Ale: No le hagas daño, he hablado con ella, es muy sensible, lleva cuidado. Ya sabes lo que pasó antes, ¿no?
Yo: No, no me lo ha contado aún.
Ale: Te lo contará, solo te digo que lleves cuidado con ella, cuídala, vale la pena, cómo ellas no hay muchas.
Yo: Lo haré, tranquila.
¿Pero que es eso del pasado y por qué no me lo ha contado aún? Tengo que saberlo ya, de esta noche no pasa.
Ale: Y ahora vamos, que mi prometido me está esperando -me sonrió-.
La abracé y le di un beso.
Yo: Gracias grandullona.
Me separó.
Ale: Ugh, sabes que odio que me digas eso.
Yo: Por eso lo hago -le guiñé un ojo-.
Volvimos y Andrea, como siempre, estaba sonriente, tan preciosa. La quiero tanto. No quiero hacerle daño, no se lo merece. No le suelo decir lo mucho que la quiero, debería de decírselo más a menudo.

NARRA ANDREA.
Al rato de media hora o así han vuelto.
Dani: Ahora sí que sí no vamos -me sonrió y me levantó del sofá-.
Salimos afuera e íbamos andando hacia una dirección que yo desconocía.
Llegamos a la puerta de un pub: JAZZMAN.
Dani: Te van a encantar mis amigos -me sonrió para tranquilizarme-.
Oh eso espero.
Entramos y...