Durante el trayecto a Madrid pusimos la radio. Los 40 por supuesto.
Tony Aguilar: Pues aquí estamos otra mañana. Esperando a ver cuál es el número uno...
Silvia: Seguro que son nuestro chicos.
Yo: Espero -le sonreí y volví mi atención a la carretera-.
Estábamos apunto de llegar, estábamos entrando a Madrid.
Tony Aguilar: No me lo puedo creer... en el número uno está... ¡mi equipo A! ¡Auryn, con Heartbreaker!
Y empezó a sonar.
Silvia y yo no nos emocionamos tanto que no nos dimos cuenta de que llevábamos la música a tope y cantando como locas.
Esos son nuestros chicos.
Estábamos ya en Madrid centro, pero nuestra casa está por la periférica. Llegamos y dejamos el coche en el garaje.
Si bueno, mis padres tienen casas en los lugares más importantes: Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla y poco más, que yo sepa. Son muy trabajadores aunque no suelen estar con nosotras casi nunca, una pena.
Bajamos del coche y cogimos las maletas. Las dejamos dentro.
Silvia: ¡Por fin!
Yo: Sí, ha hecho un poco largo.
Dejamos las maletas en nuestras habitaciones y bajamos a la cocina.
Silvia: ¿Que hora es?
Miré el reloj.
Yo: Dos y diez.
Silvia: ¿Nos damos un jacuzzi y comemos?
Yo: ¡Perfecto!
Nos pusimos los bikinis y nos quedamos en el jacuzzi.
Yo: Por fin volvemos a Madrid, tenía muchas ganas.
Silvia: Yo también.
Nos quedamos hablando un rato.
Yo: Me estoy arrugando, ¿nos salimos?
Silvia: Vale.
Cogimos nuestro albornoces.
Yo: ¡Yo preparo la comida!
Silvia: Vale -me sonrió-. Yo pongo la mesa y eso.
Yo: Vale.
Me fui a la cocina a preparar algo rápido mientras Silvia ponía la mesa fuera, en la terraza.
Yo: Tengo una idea.
Silvia: Tus ideas siempre me asustan.
Reí.
Yo: ¿Por qué?
Silvia: Mira donde estamos por tu última idea -río-.
Yo: Tienes razón -reí-.
Silvia: De todas maneras, di tu idea.
Yo: Foto para ver si los chicos sospechan algo... a si les vamos 'advirtiendo'.
Silvia: Vale -rió-.
Nos hicimos la foto:
La subí a Instagram y puse de título: Con mi hermana comiendo en nuevas tierras ;).
Silvia: Madre mía... espero que no nos descubran.
Yo: No lo harán -sonreí-.
Terminamos de comer y recogimos todo.
Silvia: ¿A que hora era el concierto?
Yo: A las diez en el 40 café.
Silvia: Son las cuatro, nos podemos ir a dar una vuelta por Madrid, compramos algo y a las ocho venimos a arreglarnos y eso.
Yo: Perfecto.
Fui a mi habitación y me puse un pantalón corto vaquero y una camiseta un poco más arriba del ombligo.
Silvia llevaba un vestido con un colgante y una gorra:
Para dar una vuelta por Madrid íbamos bien.
Silvia: ¿Nos vamos?
Yo: Vamos.
Cogí el bolso con todo lo necesario y salimos para el centro, necesitamos ir de compras.
Dejamos el coche en un párking y justo al salir había un Starbucks.
Silvia me miró.
Yo: Vamos, quiero uno -le sonreí-.
Fuimos y pedimos.
Silvia: ¿Te hago una foto y la subo?
Yo: Vale -le sonreí-.
Me hizo esta foto:
Silvia: Ya está subida, he puesto: 'Mi sis y yo en Starbucks'.
Yo: Vale -le sonreí-. Bueno, vamos a ver que compramos.
Y nos fuimos de Starbucks a ver algo de tiendas.
Silvia: Son las siete y media.. ¿nos vamos ya para casa?
Yo: Vale, así tenemos más tiempo para arreglarnos.
Yo me compré un vestido, un short, una blusa, una camiseta y unas Converse.
Silvia se compró una gorra, unas vans, dos shorts y una camiseta.
Fuimos al párking a por el coche, pagamos el ticket y volvimos a casa.
Cuando llegamos cada una nos fuimos a nuestra habitación a arreglarnos.
Después de casi una hora y media estábamos bajo.
Listas para irnos.
Yo soy la de blanco y Silvia la de azul.
Salimos de nuestra casa camino al 40 café.
Cuando llegamos estaba todo a tope para aparcar.
Yo: ¿Que hora es?
Silvia: Casi las diez, vamos a llegar tarde.
Yo: Joder... va, necesitamos aparcamiento.
Nos quedamos mirando por si alguien se iba y justo, un coche se iba. ¡Que alivio!
Aparcamos pero no nos dimos cuenta que estábamos casi a media hora a pie del 40 café.
Yo: ¿Hora?
Silvia: Diez y veinte, nos queda media hora a pie, llegamos tarde.
Yo: Da igual, vamos.
Fuimos a un paso ligero al 40 café, cuando llegamos estaba todo casi lleno, menos una parte que estaba como más alta, de ahí los veíamos y nos veían perfectamente.
Entramos y quedaba solo 20 minutos para que terminara el concierto, según la programación.
Nos sentamos en esa zona, y solo habían dos chicas más. Nos miraron sorprendidas y nos sonrieron. Menos mal que eran majas. Les devolvimos la sonrisa y miramos al frente.
Pero me quedé flipada, osea no, lo que estaba viendo no podía ser.
Silvia me miró y vio mi preocupación e ira en mi mirada.
Silvia: Andrea, por favor, no llores ni hagas nada de lo que puedes arrepentirte.
Le miré, pero volví a mirar al escenario por si lo que había visto no era cierto. Pero sí, lo que estaba viendo era real, no podía hacerme eso.
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