martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 12: "¿Es esto un adiós?"

Fui a la puerta, seguro que era él pero mi subconsciente me decía que no, que no sería. Abrí la puerta, ya que no era él... ¿quién podría ser? Pero para mi sorpresa ahí estaba él, pero lo que más me sorprendió no fuera que estaba ahí, sino el rama de rosas tan grande que llevaba. Lo miré, me miró. Nuestras miradas se encontraron.
Yo: Pasa..
Pasó a mi casa y cerré la puerta.
Dani: Yo.
Yo: Yo.
Reímos.
Yo: Habla tú.
Dani: Yo... lo siento, no quería que te enfadarás. Esto es para ti -me dio el ramo de rosas-.
Lo cogí.
Yo: Estos es precioso, pero -se lo devolví-. No me lo merezco, me he comportado como una imbécil. Solo era una broma.
Dani: Para nada, la culpa es mía.
Negué con la cabeza.
Dani: Y es para ti.
Me devolvió el ramo de rosas.
Le abracé y sonreímos.
















Dani: Prométeme que no nos vamos a volver a enfadar.
Yo: Se intentará, ¿no?
Dani: -sonrió-.
Yo: Bueno, ¿nos vamos a cenar?
Dani sonrió.
Yo: Pero espera, me tengo que cambiar.
Subí a mi cuarto y busqué algo rápido.
Me miré al espejo.












Vale, voy bien, creo. Para cenar sobra.
Bajé y estaba Dani mirando a la nada, en cuánto me oyó bajar se giró y me miró.
Dani: Wow.
Yo: ¿Te gusta?
Dani: Perfecta. ¿Vamos?
Yo: Sí, vamos.
Cogí mi bolso con dinero, móvil, llaves y esas cosas y salimos para afuera.
Fuimos a buscar algún restaurante por el puerto.
Vimos uno perfecto para nosotros. Tranquilo, apartado un poco, que habían mesas en la arena o dentro, dos opciones.
Dani: ¿Entramos?
Yo: Claro -le sonreí-.
Pero cuando íbamos a entrar a Dani le sonó el móvil.
Dani: Espera, que me llaman.
Lo vio.
Dani: Es Magí.
Dani: Dime Magí...exacto... ¿qué? ¿así de la nada?.... joder,... vale, hasta ahora.
Yo: ¿Problemas?
Dani: Tenemos que volver al hotel, tenemos que irnos ya para Madrid.

Estaba feliz, pero de momento todo mi mundo se iba cayendo poco a poco. No se puede ir... no, tengo que ir con él. Andrea, no puedes ir, acéptalo, solo has sido un rollo de aquí, mi decía mi subconsciente.
Yo: Vale, pues vamos al hotel.
Me cogió de la mano y fuimos para el hotel. No hablaba, no tenía ganas.
Dani: ¿Estás enfadada?
Yo: No.
Bueno, en realidad sí, pero él no tenía la culpa. Aunque no sabía porque se tenían que ir.
Yo: ¿Porque tenéis que iros ya? ¿No os ibais mañana al medio día?
Dani: Nos han puesto un concierto mañana por la noche allí, y tenemos que ir a preparar todo.
Yo: Vale.

Y con eso terminó la conversación, no hablábamos ninguno, supongo que él estaba pensando lo mismo que yo. Que iba a pasar con nosotros, porque ya no somos él y yo, ahora somos nosotros. Pero ese nosotros se va a ir, yo volveré a ser yo y él volverá a ser él, volverá a conocer a más fans, mejores que yo. No Andrea, no pienses eso, él te ha dicho que te quiere. ¿Te lo ha dicho no? No, para de rallarte, está aquí, disfrutalo el poquísimo tiempo que te queda. ¿Se iba ya? No, no podía ser.
Llegamos al hotel y estaban todos en el hall del hotel, esperándonos.
Carlos y Silvia tenían cara de preocupación al igual que Dani y yo, ninguno nos queríamos separar.
Llegamos donde estaban ellos.
Magí: Están los taxis fuera, os dejamos que os despidáis, no tardéis.
Magí nos dio una sonrisa a Silvia y a mi mientras que iba montando todo en el taxi con ayuda del taxista.
Nos despedimos de todos, solo quedaba yo de Dani y Silvia de Carlos.

NARRA SILVIA.
Todo perfecto y de momento todo se va, se esfuma.
Estoy en el hotel, ya me he despedido de todos, sólo me queda despedirme de mi rubio.
Se pegó a mi y me cogió de la barbilla.
Carlos: Silvia..
Yo: No pasa nada, todo está bien, es tu trabajo, debes irte.
Carlos: Escúchame.
Yo: Lo hago.
Carlos: Mírame.
No podía mirarle, si le miraba iba a estallar y no quería llorar, no ahora.
Carlos: Va, mírame. -Me forzó a mirarle-.
Le miré.
Carlos: Sé que esto es difícil, pero hazme caso, cuando nos veamos nos veremos con más ganas que nunca.
Yo: No quiero que te vayas.
Carlos: No hagas esto más difícil, por favor.
Yo: Te voy a echar de menos.
Carlos: Y yo.
Me abrazó como si no hubiera mañana, como si no volviera a verme en mucho tiempo. Que es lo que iba a pasar, a ver cuando lo volvería a ver.
Carlos: Te prometo que todos los días te llamaré, vamos a hablar todos los días, prométemelo tu también.
Yo: Te lo prometo.
Me beso, un beso donde se expresaba todo el amor que sentíamos ambos. Todo los sentimientos: amor, deseo, lujuria, todo.
Carlos: Hasta pronto, Silvia.
Y se fue para el taxi al lado de Dani.
Yo: Te quiero... -dije en lo bajo, pero no lo oyó-.
 Le eché la última mirada, la última hasta mucho tiempo.
Y se puso el taxi en marcha. Se había ido.

NARRA ANDREA.
Ahora estábamos Dani y yo, uno enfrente del otro.
Ninguno quería hablar, era demasiado duro. No me gustan las despedidas.
Dani me abrazó.
Yo: Odio las despedidas.
Odio las despedidas por varios motivos, uno de ellos es porque la persona que quieres se va, no sabes para cuando ni si va a ser la última vez que la vas a ver, no sabes nada. Segundo porque las despedidas implican separarte de esa persona, esa personita que la tienes clavada, muy clavada dentro de ti, es como si te quitaran algo tuyo, algo que te pertenece.
Dani: A mi tampoco.
Yo: ¿Cuando te veré?
Dani: Pronto.
Yo: ¿Pronto? ¿Cuando es eso?
Dani: Lo más pronto que pueda, lo prometo.
Yo: No hagas promesas que luego no puedas cumplir.
Bueno, las promesas, nunca me han gustado, son solo palabras. La gente dice que te lo promete, que lo hará, pero luego vienen las decepciones, que las promesas no se cumplen, todo termina y recuerdas cuando te dicen 'lo nuestro será eterno, te lo prometo' y te ríes, te ríes por no llorar. Te ríes porque... ¿dónde han quedado todas las promesas? Las promesas no valen nada.
Dani: Yo siempre cumplo mis promesas.
Yo: Siempre hay excepciones.
Dani: Andrea, te veré pronto.
Y con esto me besó, un beso corto pero intensivo, nuestras lenguas jugaban, podría ser la última vez que mis labios estuvieran con los suyos.
Se separó de mi.
Dani: Me voy..
Y se fue alejando.
Yo: ¡Dani! -le grité y se giró-.
Estaba ya fuera en el aparcamiento, donde estaban los taxis, fui hacia él y corriendo.
Yo: ¿Es esto un adiós?
Dani: -rió-. De eso nada, es una hasta luego.
Yo: Te quiero.

Y se fue al coche.
Pude oír chillar a Carlos.
Carlos: Te voy a echar de menos.
Silvia sonrió y vi como se le caía una lágrima mientras las dos veíamos a los motivos de nuestras sonrisas alejarse.

La abracé para que no se sintiera sola, ella me devolvió el abrazo. Ahora estábamos en mitad del aparcamiento, solas.
Silvia: Volverán, pronto.
Yo: -reí-. Tengo una idea.

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