miércoles, 18 de septiembre de 2013

Capítulo 44.

NARRA ANDREA.
No sé que quiere, así que saco el móvil y miro el mensaje.
'Después de comer, en tu cabaña, urgente'.
Lo miro.
Le contesto 'vale'.
Guardo el móvil y terminamos de comer.

Hemos terminado de comer y los chicos se han ido. Tengo que ir a mi cabaña 'urgente' como dice Dani.
Todas están en la Dehesa porque después de comer teníamos que ir allí con unas camisetas que nos han dado que pone 'keep calm and love dance'. Todo el mundo se ha cambiado en los aseos porque o si no no da tiempo a ir a la Dehesa. Me da cosa ir yo sola, pero tengo que ir deprisa.
Ahora empiezan las semifinales de baile, pero no sé que quiere Dani, así que voy lo más deprisa que puedo a mi cabaña.
Estoy sentada en los escalones, no hay ni rastro de Dani, estoy por irme, pero si me ha dicho que viniera es por algo... pero como tarde mucho más me voy.
'FEEA'.
Levanto la vista del suelo, y es Dani, por fin.
Me levanto y voy hacia él.
Yo: ¿Que era tan urgente?
Dani: Mejor siéntate.
¿Que me siente por qué? ¿No me lo puedes decir de pie?
Nos sentamos en las escaleras y me pone la mano en la rodilla, más por los muslos.
Se me acelera la respiración bajo su tacto.
Yo: Di, dime.
Dios mío, me cuesta hasta hablar.
Dani: Pues... -me mira a los ojos- es que te vas a enfadar conmigo, lo sé.
Daniel Fernández Delgado, ¿que has hecho? Se me acelera más la respiración pero no de su tacto.
Yo: Dani, ¿que has hecho?
Dani: Ese es el problema... -se queda callado-.
No, no te calles. ¿QUÉ NARICES HAS HECHO?
Yo: Dani, te lo repito por última vez, ¿que has hecho?
Dani: Pero por favor, no te enfades conmigo.
Me quedo mirándole esperando a que siga, no puedo decirte que no me voy a enfadar cuando no lo sé.
Dani: Ésta mañana, antes de que llegaran todos los buses, ha venido María a verme, diciéndome que se iba a Alemania a estudiar, me he puesto a llorar y en un abrazo, le he dado un beso.
¿Qué? ¿Me ha engañado? ¿Con su mejor amiga? Bueno, no han llegado a hacer nada más, solo es un beso... ¿no?
Me levanto.
Yo: Déjame en paz.
Salgo camino a la Dehesa, no quiero estar con él, no ahora.
Me agarra del brazo.
Yo: Dani, ¡suéltame joder!
Dani: Andrea, por favor, déjame terminar.
Yo: ¡QUE ME SUELTES, DÉJAME EN PAZ! NO ME VUELVAS A DIRIGIR LA PALABRA EN TU PUTA VIDA.
No quiero que me hable, ¿quién me dice a mi no que ha hecho esto con otra? Sé que solo es un beso, pero es engaño.
Dani: ¡Andrea, por favor! Escúchame.
Me giro y le miro con los ojos llenos de lágrimas. Saco las llaves de mi mochila y entro a mi cabaña dejándolo en la puerta. Abro la maleta, cojo su regalo.
Salgo y sigue en la puerta porque no he tardado nada.
Yo: ¡Toma, para que veas como te engaño yo!
Y se lo tiro.
¿Que era el regalo? El regalo era un gorra, estilo Obey, pero en vez de poner Obey había una foto nuestra, juntos, sonriendo y había una caja con todas las fotos de las firmas y una carta. Una carta que le escribí el mismo día que pensé que había desaparecido, que no lo volvería a ver.
Vale, perfecto, ya tengo la gorra para Dani, voy a ponerme a escribir la carta.
Cojo un folio y me pongo a escribir.
Y me voy corriendo para la Dehesa mientras las lágrimas no paran de caer.
Llego e intento localizar a Silvia, Alba, Lau y Marta. Las he visto, están sentadas bajo un árbol.
(PARA QUIÉN NO SEPA QUE ES LA DEHESA, ES DONDE ESTÁ EL ESCENARIO Y SE HACE EL CONCIERTO Y  LO DE BAILE).
Voy con ellas y me siento. Me cojo las rodillas y no puedo parar de llorar.
Lau: Ey, ¿que pasa?
Silvia: ¿Que te ha hecho el capullo este?
No les hago caso.
Alba: Andrea, escúchame, levanta la cabeza y dinos que ha pasado.
Levanto la cabeza y me limpian las lágrimas.
Lau: Ahora dime que ha pasado.
Hago un esfuerzo en explicarles todo.
Yo: Da, Dani ha besado a María por, porque -digo entre sollozos- se va fuera a estudiar y -me cuesta respirar y hablar-. Me, me ha engañado.
Se quedan blancas.
Yo: No digáis nada, por favor.
Marta: Sabes que no decimos nada.
Lau: Que fuerte... no me lo esperaba.
Yo: Ni yo...
Silvia: ¿Y ahora qué?
Yo: No lo sé, lo he dejado allí en la cabaña, ahora mismo no quiero saber nada, lo que es nada de él, no quiero que me hable, ni que me mire, no quiero tener nada que ver con él.
Alba: ¿Habéis roto?
Yo: No lo sé...
Me abrazan.
Lau: Nos vas a tener aquí pase lo que pase, ¿vale?
Las abrazo.
Yo: Gracias, gracias por todo.
Se empieza a animar el ambiente porque han llegado los chicos. No sé que hacer, ni que actuar, pero lo primero que hago es ponerme las gafas de sol, no quiero que nadie me vea así, ni Dani.
Los chicos se suben al escenario.
Blas: ¿Estáis preparados para darlo todo bailando? -sonríe-.
Álvaro: Quiero ver movimiento, como los que hace David.
Se oyen chillidos, muchos chillidos.
La verdad que el movimiento ese que hace David, es muy muy muy sexy.
Todas se ponen en filas de lo menos veinte personas, que hay más de cien filas y empiezan a bailar. Yo no me he puesto, más que nada, porque no puedo bailar ahora, no en este estado de ánimo.
Estoy sentada en un árbol, un poco más alejado de donde están bailando todas. Aún no he podido mirar a Dani, ¿voy a ser capaz de mirarlo y de no derramar ni una lágrima? No lo sé. Solo sé que estoy arta. Arta de que la gente me engañe, de que me mientan, ¿qué necesidad hay? Vale, no me ha mentido, pero me ha engañado. Estoy cansada de que la gente me engañe, de que me prometan cosas que no son, cansada de que me prometan no hacerme daño, pero sin embargo, me van fastidiando poco a poco. Cansada de los insultos, cansada de que me llamen 'puta' 'aprovechada' 'sólo buscas fama' porque no es así, eso es lo que menos quiero, cansada de que me insulten por envidia, porque al fin y al cabo es por eso, ¿que te jode que esté con Dani? ¿Qué quieres que haga? Le amo, le amo más que a nada en este mundo, y él me quiere, o eso dice, así que el próximo insulto que reciba, lo siento, no me voy a callar, porque llego a un límite de que no puedo más, que quiero desaparecer. Quiero irme a un lugar dónde sea feliz, sin que nadie me haga daño, ya sea físico o mental. Muchas me dicen 'no te quejes, tú vida es perfecta: tienes dinero, unos padres que te quieren, un novio famoso, un novio que te quiere y unas amigas increíbles, ¿que más pides?'. ¿Mi vida es perfecta? Me gustaría que más de una se pusiera en mi piel, por un día, haber si aguantan, que mi vida es como una montaña rusa; cuando piensas que ya está terminando, vuelve a subir y de pronto, bajas de golpe.


Ha terminado lo de baile, esta noche es la final, da la casualidad de que justo, Alba, Lau, Silvia y Marta han pasado, así que tengo que venir a verlas sí o sí. No he visto a Dani, ni le he mirado. Estamos camino a la cabaña porque hay que hacer un cartel para el próximo concierto. No tengo nada de ganas, necesito estar sola, más tiempo. Necesito pensar en qué va a pasar con todo esto.
Estamos ya en la cabaña. Sacamos todos los materiales.
Yo: Chicas, lo siento, pero me voy.
Lau: ¿A dónde?
Yo: Necesito despejarme, pensar un poco, haber si encuentro un sitio tranquilo por aquí.
Me abraza.
Lau: Vale.
Marta: Todo va a salir bien -me sonríe-.
Yo: Eso espero...
Les dejo las llaves y salgo de la cabaña en busca de algún sitio solitario.


Estoy en el césped de la piscina, no hay nadie más, ni en la piscina ni nada.
Me siento en el borde de la piscina, me quito los zapatos y meto los pies en la piscina. Que gusto.
Por un minuto se me olvidan todos los problemas y sonrío como una tonta.
¿Es esto el amor? Yo antes había tenido algún rollo, ya sabéis, de esos que te lías durante algunos meses, o en verano, pero nunca había llegado a enamorarme de nadie como lo estoy de Dani. Pero ¿en serio es todo esto el amor? ¿Sonreír, llorar, felicidad, tristeza? Pensaba que todo esto iba a ser más sencillo, pero ya veo que no. Ahora la cuestión es, ¿quiero perdonar a Dani? Querer quiero, pero.. ¿voy a poder? Es que, o sea, no tío, ¿por qué la besas? Solo un beso no es nada, vale, pero ¿quién me dice a mi que si le has dado un beso no podrías hacer más cosas con otra persona? La cosa es que ya no confío en él, y las relaciones se basan en la sinceridad y en la confianza. Lo echo tanto de menos, ahora podría estar con él...
Suspiro.
Me tocan el hombro, pego un salto del susto.
Me giro y está David sonriéndome.
David: ¿Me puedo sentar?
Le afirmo con la cabeza.
Se sienta, se quita los zapatos y sumerge los pies en el agua.
Empiezo a mover los pies y el agua se mueve, hay silencio.
David: Dani me ha contado lo que ha pasado...
Sonrío irónicamente.
David: Andrea... yo no estoy aquí para convencerte de que vuelvas con él, no me voy a meter en vuestra relación por más que quiera, pero se nota que os queréis, piensa en todo lo bueno que habéis vivido.
Tiene razón... pero no, es que no sé, no puedo. Pienso en lo bueno y dios, han sido tantos momentos felices en tan poco tiempo... pero espera, ¿por más que quiera? ¿Ha dicho eso o lo he flipado yo? Lo miro extrañada.
David: Está destrozado.
Yo: Y yo.
David: Ha estado todo el rato en lo de baile mirándote y tú, sin embargo, ni le mirabas.
Yo: Si lo veo mal me hundo más.
David: Perdónale y volveréis a estar bien, así no te hundes.
Yo: No es que no quiera, es que no puedo.
David: ¿Por qué?
Yo: ¿Quién me dice a mi que si ha besado a María no podría hacer lo mismo o llegar más lejos, ya sabes, con otra? Quién te engaña una vez, lo hace dos.
David: Todo el mundo merece segundas oportunidades... -empieza a mover los pies-.
Yo: A veces las segundas oportunidades son segundas equivocaciones...
David: ¡Mira que eres negativa, eh! -me pasa el brazo por detrás del hombro y me abraza-.
Yo: Si bueno, es uno de mis miles defectos -sonrío-.
David: Bien, vamos por el bien camino, has sonreído -me sonríe-.
Muevo los pies un poco más deprisa y salpica agua, le moja un poco a David.
David: Oh, eso lo has hecho aposta.
Yo: ¡Te juro que no! -sonrío-.
Me mira sonriendo. Oh no, le veo las intenciones.
Me levanto para empezar a correr pero me coge de la cintura y me tira al agua, pero para su sorpresa no le suelto y caemos los dos. Madre mía, está fría el agua, ¡normal! ¡estamos ya en septiembre!
Yo: Te mato, ¡está helada!
David: ¡Te mato yo!
Y viene y me capuza.
Será...
Le capuzo pero él es más fuerte que yo, y me vuelve a capuzar.
Yo: ¡Vale, vale! ¡No te capuzo más! ¡Lo prometo!
David: Anda, vamos para afuera.
Sale por las escaleras y me da la mano para que no me resbale.
Voy... empapada se queda corto.
David: Madre mía.
Nos escurrimos la ropa pero seguimos estando más que empapados.
Sonrío.
Yo: Gracias por hacerme sonreír.
David: Para eso están los amigos, ¡y vamos a cambiarnos anda!
Salimos para mi cabaña, que está bastante lejos de la de los chicos, pero lo que no esperábamos era...

No hay comentarios:

Publicar un comentario