lunes, 7 de abril de 2014

Capítulo 70.

Salgo para afuera y veo a mis padres.
Los abrazo.
Cuanto tiempo sin verlos... que ganas tenía.
Mamá: Andrea.. cariño, qué delgada estás.
Papá: ¿Estás bien?
Sonrío y afirmo.
He aprendido a ver el mundo desde otro punto de vista. Voy a intentar que no me influyan tanto las cosas, que lo que piense la gente me importe un pepino, voy a vivir a mi manera, a quién le guste bien, y a quién no... ea.
Mamá: Cariño... cuánto peso has perdido, dios mío...
Yo: Estoy bien mamá.
Papá: Estás... estás...
Yo: ¿Cambiada? ¿Renovada? -doy una vuelta sobre mi misma y sonrío-.
Mamá: Sí, justo eso.
Yo: ¿Y Dani?
No dicen nada.
Yo: ¿Y los chicos? Carlos, Álvaro, David, Blas, Magí, Salva, Raúl, Sergio.. mis amigas, ¿dónde están todos?
No me dicen nada... estarán en casa lo más seguro, sí, allí me estarán preparando una comida de bienvenida, es eso.
Mamá: Vamos para casa.
Yo: Vale, tengo ganas de ver a todos.
Mis padres se miran, impasibles.
Mi padre coge la maleta y la mete en el maletero. Subimos al coche.
Yo: ¿Y Mickey?
Mamá: Te ha echado mucho de menos.
Papá: También tenemos que enseñarte otra cosa.
Yo: Vale -sonrío-. Por cierto -digo después de estar pensando unos minutos-, me daréis ya mi móvil y todas mis cosas, ¿no?
Mamá: Sí, tienes todo en tu cuarto.
Yo: Qué ganas de llegar a casa -sonrío entusiasmada-.
Mamá: Sí -sonríe-.


Después de una hora aproximadamente llegamos a la puerta de mi casa. Bajo del coche y cierro la puerta, estoy muy emocionada. También quiero publicar en las redes sociales que ya he salido de la mierda y estoy bien, mejor que nunca, tengo ganas de que lo sepa el mundo.
Mamá: Andrea.
Yo: -me giro- Dime.
Mamá: Prométenos que pase lo que pase, siempre vas a estar bien y que todo esto no se va a volver a repetir.
Yo: Lo prometo, esta vez de verdad.
Papá: Pues vamos.
Mi padre coge la maleta, me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
Mamá: Vamos.
Abre la puerta de mi casa y veo mi jardín, cuanto tiempo, lo he echado muchísimo de menos.
En seguida oigo ladrar.
Yo: ¿Mickey?
Viene corriendo y ladrando hacia mi. En cuanto lo veo lo cojo.
Yo: ¿Y mi niño? Cuanto tiempo sin verte cariño, que, que pasa -digo riendo mientras me chupa la cara-. No me chupes pequeñajo, no me chupes -sonrío de nuevo-.
Papá: Ven, queremos enseñarte una cosa.
Dejo a mi perro en el suelo.
Yo: Vamos con papá, Mickey.
 Sigo a mi padre por toda la casa. Todo es silencio hasta que se oye llorar a un bebé.
Yo: ¿Es mi hermano?
Mi madre afirma sonriente.
Yo: ¿Manuel?
Mamá: Sí.
Tengo ganas de conocer a mi nuevo hermano, va a ser un poco duro, porque a Silvia le hubiese encantado conocerlo, pero ya no podemos hacer nada.
Yo: ¿Cuánto tiempo tiene?
Mamá: Tres meses.
Yo: Qué ganas de verlo, vamos a su cuarto.
Pasamos por todas las habitaciones, incluso por la de Silvia. Sigue igual que cuando se fue, no han tocado nada, y se lo agradezco, no me hubiese gustado que la hubieran tocado.
Al lado de la de Silvia está la de Manuel.
Me gusta el nombre, cómo mi padre.
Entro a la habitación mientras mis padres están apoyados en la puerta.
Veo a María, nuestra chica de servicio.
En cuanto me ve viene corriendo a abrazarme. Me ha abrazado un poco fuerte y me ha hecho daño.
María: Cuanto lo siento, pero qué ganas de verla.
Yo: Yo también me alegro de verte, María.
María: Por aquí te hemos echado mucho de menos.
Yo: Me alegra oír eso -sonrío-.
María: Ha adelgazado mucho.
Yo: Estoy bien -le confirmo-.
María: Me alegro mucho, de verdad.
Le sonrío y me acerco a ver a mi hermano.
Me asomo a la cuna y, es tan pequeño, tan mono.
Yo: Se parece a Silvia.
Mamá:  ¿Sí?
Yo: Sí -confirmo sonriente con los ojos cristalinos-.
La echo tanto de menos... ¿por qué la vida es tan cruel? ¿Por qué se lleva a los mejores?
No Andrea, no, no pienses en eso, no ahora.
Papá: Eh, vuelve a tierra.
Asiento.
Lo cojo de la cuna y deja de llorar.
Yo: Hola pequeñín, ¿sabes que a Silvia le hubieses encantado? La conocerás un día y verás, te encantará, es la mejor hermana.
Mi padre abraza a mi madre.
Sé que para ellos todo esto también ha sido muy duro... demasiado.
Mamá: María, sigue cuidando a Manuel, vamos a hablar y todo eso.
María: Claro, señora -sonríe-.
Papá: Vamos Andrea.
Yo: Voy.
Me despido de María y de mi hermano y vamos por la casa.
Mis padres me paran en mi cuarto.
Mamá: Te vamos a dejar un rato sola, estaremos con tu hermano o por la casa, si necesitas algo, avísanos.
Yo: Claro.
Se van y veo mis cosas: mi pc, mi iphone, mi vestidor, mis pósters...
Lo primero que hago es sonreír a ver a Dani, lo segundo es preguntarme dónde está y por qué no ha venido a por mi.
Esa idea me aterroriza, me dijo que siempre me quería y que estuviera dentro el tiempo que estuviera me quería, me lo prometió...
Cojo mi móvil y lo desbloqueo. Me meto en whatsapp, dios.. un año y hay más de 50 conversaciones, ni las leo. Me voy a twitter y miles de notificaciones, no las leo, sólo publico un tweet:
Hola a todos. Acabo de salir de la clínica, estoy más que bien y feliz, gracias a todos por el apoyo que me habéis dado, os lo agradezco.
Luego me meto a Instagram y me hago una foto sonriendo, se me ve de cintura para arriba. La subo con el título de feliz de estar en casa.
En seguida tengo comentarios: qué delgada te has quedado Andrea...
Que guapa! Nos alegramos todos de q por fin estés bien.
Pongo un comentario: gracias por el apoyo.
Después de todo eso quiero hablar con Dani.
Lo busco en mi agenda y lo llamó.
Bip... bip... bip... bip. Ha llamado al número...
Cuelgo.
Qué raro.
Voy a whatsapp y le hablo:
Yo: Hola feo! Cuánto te he echado de -. Te quiero ver, ¿dónde estás? Pensaba q vendrías a recogerme de la clínica con mis padres y los demás..
No le llegan. Decido mandarles un whatsapp a todos los demás, les mando a todos el mismo: Ey! Ya estoy fuera!!! Os echo de menos, ¿dónde paráis? quiero veros, pensaba que vendríais a por mi al salir de la clínica.. :(
No dan señales... así que llamo a Marta.
Bip.. Bip... Bip.
Marta: ¿Quién?
Yo: ¡Yo!
Marta: ¿Andrea?
Yo: ¡Sí!
Marta: Dios mío, estás bien -no puede evitar su alegría y su tono de pena-.
Yo: ¿Qué tal?
Marta: Estás bien -oigo su llanto a través del teléfono-.
Yo: Ey, tranquila, estoy bien -sonrío a través del teléfono-.
Marta: Andrea... por fin.. pensaba que nunca saldrías.
Yo: Salía hoy, ¿no os dijeron nada mis padres?
Marta: No... ninguno sabemos nada.
Yo: Eso explica muchas cosas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario