martes, 22 de abril de 2014

Capítulo 71.

(Continuación llamada telefónica).
Marta: ¿Qué explica?
Yo: Que ninguno me coge el teléfono... no sé por qué.
Marta: Tú tranquila... -silencio-. Bueno Andrea, te dejo que me voy para clase, hablamos luego, ¿vale?
Yo: Vale.
Marta: Y llama a los demás que seguro que te lo cogen.
Yo: Vale, un beso guapa.
Marta: Hablamos pronto, te quiero.
Cuelgo.
¿Por qué mis padres no han avisado a ninguno de que salía de la clínica?
Voy al salón y allí están mis padres con mi hermano.
Papá: Siéntate, que tenemos que hablar.
Yo: Y tanto que tenemos que hablar.
Me siento en el sofá de enfrente de ellos.
Yo: Vosotros diréis.
Papá: Ahora que has salido de al clínica y estás bien, vamos a volver a Barcelona, y queremos que vengas con nosotros.
Yo: No voy a irme de aquí, me queda un mes para terminar el curso y tengo aquí  a mis amigos.
Papá: Queremos que cambies de aire.
Yo: Por cierto, ¿por qué no habéis avisado a mis amigos de que salía de la clínica? ¿Y a Dani? ¿Y los demás? ¿Por qué no lo habéis hecho? No me han cogido el teléfono, nadie, solamente Marta.
Papá: De eso es lo que queríamos hablar.
Yo: Necesito un porque razonable.
Papá: No queremos que vuelva a pasarte nada malo, así que hablamos con todos y les convencimos para que no te volvieran a hablar, ninguno, hacer como si nos os hubieseis conocido nunca, como si nada hubiera pasado.
Yo: Pero no podéis hacer eso, no se puede borrar el pasado.
Papá: Pero si se puede intentar olvidar.
Yo: Pero yo no quiero olvidarme, quiero estar con mi novio.
Papá: Dani ha rehecho su vida.
Yo: ¿Qué?
Papá: Ha conocido a una chica, por eso dejo de ir a verte a la clínica.
Yo: Eso no es verdad, lo estás diciendo para que yo no vea nunca más a Dani y no.
Papá: Te lo estoy diciendo en serio, y no te cogen el teléfono ninguno porque les pagamos a todos una cantidad adecuada para que nunca más volvieran a hablar contigo.
Yo: ¿Y mis amigas? ¿Lau y Alba?
Papá: Marta no cedió, Laura y Alba, cómo los demás, aceptaron porque dijeron que sería bueno para ti. Les costó mucho, pero al final cedieron.
Yo: No papá... no me habéis podido hacer esto.. no.
Papá: Es lo mejor para ti, mañana nos vamos para Barcelona, esta noche recoge todas tus cosas.
Yo: No, no me voy a ir, no cuando tengo aquí mi todo.
Papá: Hemos hablado con tu instituto, te dan el bachiller, no tienes que hacer Pau ni selectividad ni nada, ya puedes entrar directamente a la universidad que quieras.
Yo: Estoy harta de que con el dinero me solucionéis todo, estoy muy harta, me tenéis que dejar hacer las cosas por mi misma.
Papá: Y te dejamos, pero todo esto era necesario.
Yo: No... esto si que no.
Me levanto del sofá. ¿Cómo han sido capaces de hacer eso? Son mis padres, sí, pero no es justo que controlen mi vida, en tres meses cumplo los 18, deberían de dejarme ya tomar mis propias decisiones y hacer mi propia vida.
Voy para mi habitación y cojo mi maleta rosa grande. Empiezo a meter ropa y todo lo que voy a necesitar y la cierro. Cojo la tarjeta y el móvil con el cargador, bolso... todo lo necesario para cuando alguien se va de viaje. Cojo las llaves de mi coche... vale, ahora sí me gusta que mis padres pagaran para que me dejaran conducir antes de los 18, y me pongo las gafas de sol.
Salgo corriendo por la puerta para que a mis padres no les diera tiempo decirme nada.
Me subo al coche y veo a mis padres por el espejo retrovisor, arranco el motor. Voy camino a casa de Carlos. En 5 minutos he llegado y aparco justo en la puerta.
Bajo y toco el timbre. 1ºB.
'¿Sí?'- me dice una voz masculina-.
Yo: Soy Andrea, ¿me abres?
Carlos: Eh.. sí, sube.
Me abre, entro al portal y monto al ascensor.
Estoy nerviosa.. no sé que voy a decirle.
Llego al primero y salgo del ascensor. Voy para la puerta y en cuanto veo a Carlos me quedo boquiabierta.
Yo: Carlos...
Me mira y me sonríe.
Carlos: Pequeña...
Voy hacia él y me abraza.
Carlos: Qué delgada estás...
Yo: -me separo de él- Y tú... que.. .que cambiado.
Carlos: Ya ves, necesitaba un cambio en mi vida.
Me limpio las lágrimas por debajo de las gafas... estoy  tan emocionada de verlo, pero ha cambiado tanto.
Lo recuerdo antes de irme: con su flequillo rubio, tan simple... y ahora, se ha cortado el pelo, lo lleva para arriba y se ha hecho un septum y un pircing debajo de la lengua. Ahora viste en plan más rockero.
Carlos: Pasa.
Paso y cierra la puerta.
Carlos: Vamos al salón.
Me quito las gafas y pasamos al salón.
Yo: ¿Vives solo?
Carlos: Sí.
Miro alrededor y está todo lleno de fotos con Silvia.
Yo: Son preciosas.
Carlos: Sí.. lo son.
Yo: ¿La echas de menos?
Carlos: Demasiado Andrea.. no hay día que no piense en ella, no puedo seguir.
Yo: Lo superarás.
Carlos: Es cómo si nunca pudiera encontrar a nadie como ella.
Yo: No lo harás, pero encontrarás a alguien que te complete.
Carlos: Pero yo la necesito a ella.
Yo: Todos la necesitamos... pero hay que pasar página, o mejor dicho, hay que cambiar de libro. Tienes que volver a empezar de nuevo.
Carlos: No puedo, pero bueno, intento ser feliz recordando los mejores momentos con ella.
Yo: ¿Es verdad que está con otra?
Se queda en silencio.
Yo: Carlos, dímelo, por favor. Mis padres me han contado lo que aceptasteis el dinero para no hablarme nunca más.
Carlos: Sí, todos pensamos que era mejor para ti.
Yo: ¿Entonces está con otra?
Carlos: -asiente-.
Yo: No me lo puedo creer...
Carlos: Es muy parecida  a ti.
Yo: ¿Sí?
Carlos: Sí. Mientras tú no estabas, me recordaba tanto a ti.
Yo: ¿Y qué pasa con los demás?
Carlos: Han cambiado mucho las cosas, Andrea.
Yo: ¿De qué? -pienso-. Mira, me voy a Madrid, necesito hablar con Dani, ¿vienes? Voy sola.
Carlos: Vale, así tengo tiempo de contarte todo, que es demasiado.
Yo: Vale, coge ropa que no sé lo que estaremos por ahí.
Carlos: Vale, vamos a preparar las cosas.




Vamos camino a Madrid, hemos hablado con Laura y Alba, todo está solucionado con ellas. Estamos como antes, igual de bien, incluso mejor.
Yo: Bueno Carlos, tú dirás.
Carlos: Después de que entraras a la clínica, todo fue 'bien', pero después todo fueron problemas, todos nos distanciamos hasta que decidimos dejar el grupo por un tiempo.
Yo: ¿Auryn está roto?
Carlos: No, no. Nos separamos tres meses, pero volvimos todos juntos, y más unidos que nunca. Nos hizo falta distanciarnos para darnos cuenta de lo que en realidad nos necesitamos. Dimos un concierto en Madrid y ahora estamos terminando de editar el tercer disco, sale a la venta dentro de dos semanas, y ya empezamos con las firmas y conciertos, y después de verano tenemos planeado ir a Latino América, que el disco también saldrá allí.
Yo: ¿Y cuando os dijeron eso mis padres?
Carlos: Justo después de dar el concierto, nos visitaron a todos allí y fue el final. Dani quería ir a verte a la clínica pero tus padres no le dejaron. Lo intentaba día y noche hasta que...
Yo: Hasta que conoció a otra chica, ¿no?
Carlos: Sí. Todo ha ido muy deprisa, están viviendo juntos en Madrid y todo.
Yo: Qué pronto me ha sustituido.
Carlos: Llevan ya medio año.
Yo: ¿Es guapa? Más que yo digo.
Carlos: Es lo que te digo, que es tan pero que tan parecida a ti físicamente que no sé, aunque yo te veo a ti más guapa, aunque ahora estás demasiado delgada.
Yo: Ahora estoy bien, antes estaba demasiada gorda.
Carlos: Qué tonterías.
Yo: Necesito verlo y despedirme de él, para siempre.
Carlos: Lo veo bien -me sonríe-. Pero Andrea.
Yo: Qué.
Carlos: Él te ha querido cómo a nadie, y pienso que aún te ama, pero necesitaba a alguien con quién sanar el dolor, el vacío que tus padres le dejaron y dio todo por ti, todo.
Yo: En el fondo le entiendo.
Carlos: Pero cambiando de tema, ...




Por fin estamos en Madrid. Primero vamos a ver a David.
Yo: ¿Y qué tal David?
Carlos: También ha dado un cambio, ahora lo verás.
Hemos quedado con él en el Starbucks, lo estamos esperando, estará al caer.
Carlos: Míralo, ahí está.
Me giro y wow.

lunes, 7 de abril de 2014

Capítulo 70.

Salgo para afuera y veo a mis padres.
Los abrazo.
Cuanto tiempo sin verlos... que ganas tenía.
Mamá: Andrea.. cariño, qué delgada estás.
Papá: ¿Estás bien?
Sonrío y afirmo.
He aprendido a ver el mundo desde otro punto de vista. Voy a intentar que no me influyan tanto las cosas, que lo que piense la gente me importe un pepino, voy a vivir a mi manera, a quién le guste bien, y a quién no... ea.
Mamá: Cariño... cuánto peso has perdido, dios mío...
Yo: Estoy bien mamá.
Papá: Estás... estás...
Yo: ¿Cambiada? ¿Renovada? -doy una vuelta sobre mi misma y sonrío-.
Mamá: Sí, justo eso.
Yo: ¿Y Dani?
No dicen nada.
Yo: ¿Y los chicos? Carlos, Álvaro, David, Blas, Magí, Salva, Raúl, Sergio.. mis amigas, ¿dónde están todos?
No me dicen nada... estarán en casa lo más seguro, sí, allí me estarán preparando una comida de bienvenida, es eso.
Mamá: Vamos para casa.
Yo: Vale, tengo ganas de ver a todos.
Mis padres se miran, impasibles.
Mi padre coge la maleta y la mete en el maletero. Subimos al coche.
Yo: ¿Y Mickey?
Mamá: Te ha echado mucho de menos.
Papá: También tenemos que enseñarte otra cosa.
Yo: Vale -sonrío-. Por cierto -digo después de estar pensando unos minutos-, me daréis ya mi móvil y todas mis cosas, ¿no?
Mamá: Sí, tienes todo en tu cuarto.
Yo: Qué ganas de llegar a casa -sonrío entusiasmada-.
Mamá: Sí -sonríe-.


Después de una hora aproximadamente llegamos a la puerta de mi casa. Bajo del coche y cierro la puerta, estoy muy emocionada. También quiero publicar en las redes sociales que ya he salido de la mierda y estoy bien, mejor que nunca, tengo ganas de que lo sepa el mundo.
Mamá: Andrea.
Yo: -me giro- Dime.
Mamá: Prométenos que pase lo que pase, siempre vas a estar bien y que todo esto no se va a volver a repetir.
Yo: Lo prometo, esta vez de verdad.
Papá: Pues vamos.
Mi padre coge la maleta, me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
Mamá: Vamos.
Abre la puerta de mi casa y veo mi jardín, cuanto tiempo, lo he echado muchísimo de menos.
En seguida oigo ladrar.
Yo: ¿Mickey?
Viene corriendo y ladrando hacia mi. En cuanto lo veo lo cojo.
Yo: ¿Y mi niño? Cuanto tiempo sin verte cariño, que, que pasa -digo riendo mientras me chupa la cara-. No me chupes pequeñajo, no me chupes -sonrío de nuevo-.
Papá: Ven, queremos enseñarte una cosa.
Dejo a mi perro en el suelo.
Yo: Vamos con papá, Mickey.
 Sigo a mi padre por toda la casa. Todo es silencio hasta que se oye llorar a un bebé.
Yo: ¿Es mi hermano?
Mi madre afirma sonriente.
Yo: ¿Manuel?
Mamá: Sí.
Tengo ganas de conocer a mi nuevo hermano, va a ser un poco duro, porque a Silvia le hubiese encantado conocerlo, pero ya no podemos hacer nada.
Yo: ¿Cuánto tiempo tiene?
Mamá: Tres meses.
Yo: Qué ganas de verlo, vamos a su cuarto.
Pasamos por todas las habitaciones, incluso por la de Silvia. Sigue igual que cuando se fue, no han tocado nada, y se lo agradezco, no me hubiese gustado que la hubieran tocado.
Al lado de la de Silvia está la de Manuel.
Me gusta el nombre, cómo mi padre.
Entro a la habitación mientras mis padres están apoyados en la puerta.
Veo a María, nuestra chica de servicio.
En cuanto me ve viene corriendo a abrazarme. Me ha abrazado un poco fuerte y me ha hecho daño.
María: Cuanto lo siento, pero qué ganas de verla.
Yo: Yo también me alegro de verte, María.
María: Por aquí te hemos echado mucho de menos.
Yo: Me alegra oír eso -sonrío-.
María: Ha adelgazado mucho.
Yo: Estoy bien -le confirmo-.
María: Me alegro mucho, de verdad.
Le sonrío y me acerco a ver a mi hermano.
Me asomo a la cuna y, es tan pequeño, tan mono.
Yo: Se parece a Silvia.
Mamá:  ¿Sí?
Yo: Sí -confirmo sonriente con los ojos cristalinos-.
La echo tanto de menos... ¿por qué la vida es tan cruel? ¿Por qué se lleva a los mejores?
No Andrea, no, no pienses en eso, no ahora.
Papá: Eh, vuelve a tierra.
Asiento.
Lo cojo de la cuna y deja de llorar.
Yo: Hola pequeñín, ¿sabes que a Silvia le hubieses encantado? La conocerás un día y verás, te encantará, es la mejor hermana.
Mi padre abraza a mi madre.
Sé que para ellos todo esto también ha sido muy duro... demasiado.
Mamá: María, sigue cuidando a Manuel, vamos a hablar y todo eso.
María: Claro, señora -sonríe-.
Papá: Vamos Andrea.
Yo: Voy.
Me despido de María y de mi hermano y vamos por la casa.
Mis padres me paran en mi cuarto.
Mamá: Te vamos a dejar un rato sola, estaremos con tu hermano o por la casa, si necesitas algo, avísanos.
Yo: Claro.
Se van y veo mis cosas: mi pc, mi iphone, mi vestidor, mis pósters...
Lo primero que hago es sonreír a ver a Dani, lo segundo es preguntarme dónde está y por qué no ha venido a por mi.
Esa idea me aterroriza, me dijo que siempre me quería y que estuviera dentro el tiempo que estuviera me quería, me lo prometió...
Cojo mi móvil y lo desbloqueo. Me meto en whatsapp, dios.. un año y hay más de 50 conversaciones, ni las leo. Me voy a twitter y miles de notificaciones, no las leo, sólo publico un tweet:
Hola a todos. Acabo de salir de la clínica, estoy más que bien y feliz, gracias a todos por el apoyo que me habéis dado, os lo agradezco.
Luego me meto a Instagram y me hago una foto sonriendo, se me ve de cintura para arriba. La subo con el título de feliz de estar en casa.
En seguida tengo comentarios: qué delgada te has quedado Andrea...
Que guapa! Nos alegramos todos de q por fin estés bien.
Pongo un comentario: gracias por el apoyo.
Después de todo eso quiero hablar con Dani.
Lo busco en mi agenda y lo llamó.
Bip... bip... bip... bip. Ha llamado al número...
Cuelgo.
Qué raro.
Voy a whatsapp y le hablo:
Yo: Hola feo! Cuánto te he echado de -. Te quiero ver, ¿dónde estás? Pensaba q vendrías a recogerme de la clínica con mis padres y los demás..
No le llegan. Decido mandarles un whatsapp a todos los demás, les mando a todos el mismo: Ey! Ya estoy fuera!!! Os echo de menos, ¿dónde paráis? quiero veros, pensaba que vendríais a por mi al salir de la clínica.. :(
No dan señales... así que llamo a Marta.
Bip.. Bip... Bip.
Marta: ¿Quién?
Yo: ¡Yo!
Marta: ¿Andrea?
Yo: ¡Sí!
Marta: Dios mío, estás bien -no puede evitar su alegría y su tono de pena-.
Yo: ¿Qué tal?
Marta: Estás bien -oigo su llanto a través del teléfono-.
Yo: Ey, tranquila, estoy bien -sonrío a través del teléfono-.
Marta: Andrea... por fin.. pensaba que nunca saldrías.
Yo: Salía hoy, ¿no os dijeron nada mis padres?
Marta: No... ninguno sabemos nada.
Yo: Eso explica muchas cosas...